• Control de la ira, que no te domine

    El Autor

    Catalina Fuster Bennasar

    Psicóloga, vocal de la Junta de Gobierno del COPCLM

    La ira es una emoción del mismo rango que el enfado o la molestia, aunque en un grado de mayor intensidad y, cuanto más intensa es una emoción, más complicado puede resultar el control. Todas las emociones tienen una función adaptativa y eso significa que tienen su parte de utilidad, en este caso, la ira moviliza a la persona que la sufre a actuar en situaciones que le parecen injustas.

    La ira es una emoción del mismo rango que el enfado o la molestia, cuanto más intensa es una emoción, más complicado resulta el control.
    Fotograma del momento en el que el personaje de Pixar pierde el control de la ira.

    Síntomas

    La ira produce cambios en el organismo a nivel fisiológico como enrojecimiento de la piel, aceleración del ritmo cardíaco, tensión en los músculos o respiración acelerada. Estos cambios preparan para una respuesta de huida que, a veces, no es lo que sucede en la situación en la que se presenta.

    Además de las respuestas fisiológicas, la ira tiene también otro componente cognitivo, lo cual significa que depende de la forma subjetiva de interpretar las cosas, de cómo percibimos lo que sucede y el valor emocional que le damos; esta interpretación se traduce en pensamientos concretos y estos en una emoción, que puede ser la ira.

    Terapia para el control de la ira

    Para aprender a manejar las emociones, especialmente las negativas, la terapia psicológica ofrece la posibilidad de adquirir herramientas y estrategias de control. Desde la terapia aprendemos a identificar cuáles son nuestros patrones de pensamiento o cómo tenemos que cambiar la percepción de las cosas. La psicología nos ayuda a tener un mayor conocimiento emocional, así como a comunicar mejor las emociones y, desde ahí, a gestionarlas de una forma calmada y efectiva.

    Veamos cómo se relaciona la ira con algunas personas (imagina que tu ira te escribe esta carta)

    Hola, soy tu ira …

    “Soy tu ira, mira lo que hago contigo”.

    Soy tu ira, esa que no sabes controlar en determinadas ocasiones, esa que está presente en los momentos en los que no dominas tus impulsos y respondes de forma incontrolada, y luego te arrepientes. También soy la que está contagiando a tantas y tantas personas que conoces, aunque sigue habiendo algunas que se resisten y que no logro que me dejen mucho espacio, menos cuando han visto mis efectos una o dos veces.

    Soy tu ira, y vengo a decirte que saco lo peor de ti, que consigo que actúes según tu instinto más primario, que saques esa parte baja y rastrera, que tienen muchos seres humanos. Que soy capaz de lograr que te humilles a ti mismo/a sin necesidad de que otro lo haga por ti. Soy una emoción que puedo aparecer cuando menos lo esperas y tomar una dimensión imprevista, a veces incluso desproporcionada. Puedo lograr que otra persona cercana a ti, no te reconozca, se sorprenda y se asuste de tu forma de tratarla. Y, además, puedo provocar en ti frustración y malestar a gran nivel, cuando te das cuenta de lo que has permitido que llegue a hacer.

    Soy tu ira, tu capacidad de arruinarte las relaciones con los demás

    Soy tu ira, tu capacidad de arruinarte las relaciones con los demás, de mantenerte constantemente juzgando a los demás, criticando y mostrando lo que te parece mal, en vez de darte cuenta de lo que te parece bien de otras personas.

    Afortunadamente, a veces consigo que no te des cuenta de que puedes combatirme, que puedes reducir mis efectos, aprendiendo a decir las cosas con asertividad y de una forma más adecuada. Consigo que no reestructures tus pensamientos, que no relativices, porque eso me haría perder fuerza e intensidad.

    Cuanto más espacio tengo, menos seguridad tienes

    También me haría perder fuerza que aprendieras a relajarte, que tuvieras algún tiempo diariamente para organizar tus pensamientos y pensar si eso que te hace perder los estribos, merece la pena; y perdería fuerza si entrenaras tus habilidades de comunicación y, en especial, tu forma de escuchar. Así que, si quieres, sigue así, dejándome hacer desastres en ti, en tu autoestima y en tu seguridad, porque cuanto más espacio tengo, menos seguridad sientes, menos te fías de ti, más vulnerable apareces ante los demás.

    O tal vez quieras plantearte cambiarme y dejar de usarme en tu forma de actuar, tú verás …

    Mientras me lo permitas, seguiré contigo, cómoda y altiva en ese espacio que me has concedido hace un tiempo. Tú verás …

    Saludos, yo, tu ira.

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