• De la gestión COVID y viceversa

    Artículo de opinión del médico, especialista en Otorrinolaringología, Antonio Belinchón, quien analiza la gestión de la crisis sanitaria.

    El Autor

    Antonio Belinchón

    Médico especialista (SIMAP)

    Todos sabemos que cuando una gasa quirúrgica se queda dentro de un paciente y hay denuncia, la justicia actuará. Lo que algún compañero quizá no sepa es que en un quirófano, el principio de confianza y la medicina en equipo basa nuestra atención. El equipo se supone que sabe lo que tiene que hacer y el cirujano principal puede confiar en ello… mientras las cosas van bien.

    Pero cuando esa gasa (por un mal contaje o cualquier otro motivo no relacionado directamente con el cirujano principal) se olvida en el interior del paciente o hay cualquier error durante la intervención, al que se lo imputa la justicia es precisamente a ese cirujano principal si no se demuestra qué persona del equipo cometió el error (autor por imprudencia leve) y pagará el seguro del cirujano o, si no lo tiene, lo costeará con sus propios bienes.

    En cuanto a la gestión la situación es completamente diferente. El gestor no trata directamente con el paciente, pero la responsabilidad sobre el presupuesto hace que se atienda mejor o peor a estos últimos. Por lo tanto, precisamente esa gestión puede mejorar la atención y la salud de muchos pacientes o empeorar la atención de muchos pacientes, con lo cual su responsabilidad grupal o de “rebaño” (palabra tan utilizada últimamente) es muchísimo mayor que la de cualquier médico.

    Eso sí, sin responsabilidad jurídica directa, sin auditoría externa de su gestión (si ha sido buena o mala) y sin repercusión directa sobre su cargo ni sobre sus bienes. Por otro lado, analizando la formación médica, nuestra formación de seis años en la facultad, el reconocido sistema MIR (similar a cualquier oposición y de las más duras frente a otras carreras), la cual solo te permite seguir formándote y que tengas que enfrentarte a una segunda oposición para obtener una plaza en el Sistema de Salud, aseguran los conocimientos y la práctica en la atención a los pacientes.

    ¿Y al Gestor? ¿Qué conocimientos se le exigen? ¿Qué título especifico soporta su cargo? ¿Tienen todos los gestores esa formación? ¿Lo tienen algunos? o ¿son muy pocos los que la tienen? ¿Han pasado un tribunal competente para conseguir el cargo de gestión, que a la postre decidirá mucho sobre la salud de la población a la que atiende? ¿Por qué se le reconoce directamente en los puestos de gestión la carrera profesional a diferencia del resto de los mortales que trabajamos en la sanidad? ¿Han hecho prácticas en empresas manejando presupuestos? ¿Es transparente la gestión? ¿Se publican las cuentas pormenorizadas de las distintas partidas (los famosos capítulos) de cada centro? ¿Por qué son importantes los famosos “números” a final de año y no a principio si las enfermedades no entienden de fechas?

    ¿Qué pasa si el gestor lo hace real y objetivamente mal?

    Si el gestor lo hace real y objetivamente mal ¿lo echa el político superior, debería irse por su propio pie o hay algún sistema para que se vaya? ¿Por qué no se le juzga en una objetivamente mala gestión? Seguro que a cualquiera se os ocurren muchas más preguntas. Esta crisis que hemos vivido y que continuamos viviendo ha puesto en evidencia muchas cosas. Algunas muy buenas y otras muy malas. La reflexión más importante que debemos hacernos es que no tenemos el mejor sistema sanitario del mundo. Esta pandemia nos ha arrasado.

    Mi reconocimiento a enfermeras y auxiliares

    Dentro de las cosas buenas he de decir que he visto a personal sanitario dar mucho más que la talla. Mi reconocimiento a enfermeras y auxiliares, que habéis peleado como auténticos leones.

    Se ha puesto en evidencia que, en España, los que soportan el sistema sanitario son los médicos, las enfermeras, auxiliares, administrativos, las señoras de la limpieza, telefonistas, vigilantes y todos los que trabajan en el sistema sanitario, todos menos los gestores.

    En algún momento tendrán que demostrar de forma trasparente su valía y su formación, y demostrar que su trabajo es y ha sido correcto. Tendrán que demostrar los principios Constitucionales de mérito y capacidad (artículo 103). Y a los que no cumplan habrá que cambiarlos, no sé cómo, pero habrá que hacerlo.

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