• Dos corazones africanos vuelven a latir

    Jóvenes condenados a muerte por una dolencia cardíaca vienen a Albacete para engañar al destino, para regresar a zonas tan remotas como Burkina Fasso con toda la vida por delante. Este es el caso de Judit y Helene, de 27 y 14 años, que se recuperan con éxito de una operación a corazón abierto. Intervenidas por el doctor Gonzalo Aldámiz en la Clínica Quirón de Albacete, ahora viven en la Institución Sagrado Corazón, en El Cotolengo, donde permanecerán hasta que tengan fuerzas para regresar a casa.

    Burkina Fasso Albacete

    La voluntaria Conchi Tomás con las dos jóvenes. Fotografía: Recover

     

    Todo comenzó en el año 2006. La Diócesis de Albacete trajo a un seminarista de Burkina Faso para que completara sus estudios en la provincia. La fortuna -providencia para los creyentes- quiso que la enfermedad congénita de Simón diera la cara en España. Llevaron al joven a Urgencias y los médicos albaceteños llegaron a la conclusión de que sufría una dolencia cardíaca de nacimiento. El Sistema Público de Salud se encargó de todo. La intervención que necesitaba este paciente tuvo lugar en la entonces Clínica Recoletas a través del Sescam, con el doctor Gonzalo Aldámiz Echevarría como cirujano cardiovascular.

    Conexión Burkina Fasso-Albacete

    Todo salió bien, pero los problemas llegaron cuando Simón tuvo que regresar a su país. El doctor Aldámiz quería, para su tranquilidad, estar al tanto de la evolución de su paciente, por lo que era imprescindible encontrar un cardiólogo que llevara a cabo las revisiones. Contactó con un médico de Burkina, sin embargo, hablar con él en lugar de tranquilizarlo lo preocupó más. Así fue como el especialista, albaceteño de adopción, fue consciente de que Burkina “está en pañales” en cirugía cardíaca.

    Todo empezó cuando un misionero enfermó en Albacete

    Pronto se empezó a gestar la ‘Conexión Burkina’. Había que traer a los enfermos hasta Albacete; sufragar los gastos de las intervenciones; tener voluntarios para acompañar a los pacientes durante su recuperación clínica y, para colmo, necesitaban un lugar donde recuperarse. La idea parecía una locura porque había que atar demasiados cabos. Además de buena voluntad, de la que parece que sobra en Albacete, faltaba dinero para los billetes y el sinfín de complicaciones.

    Hasta la barrera del idioma, el francés, se superó gracias a una de las voluntarias, a Conchi Tomás.

    Burkina Fasso Albacete

    Las jóvenes, en un momento del ingreso. Fotografías: Recover

    Dio la casualidad de que el doctor Aldámiz tuvo noticia de una organización recién creada, la Fundación Recover, que se prestó a colaborar tanto para formar a los médicos burkineses como para traer pacientes hasta la clínica albaceteña.

    Los pacientes se operan en Quirón y se recuperan en el Cotolengo

    Recoletas, Capio o Quirón. En todas sus etapas, Recoletas ha sufragado los gastos del quirófano y el ingreso. Con el hospital privado dispuesto y un médico voluntario, faltaba ver cómo pagar los billetes; de dónde sacar los colaboradores que hicieran las noches y, lo más complicado, encontrar el lugar adecuado para la recuperación. Se ha conseguido operar a doce personas al año porque siempre se saca dinero para el billete, en algunas ocasiones son donaciones anónimas, en otras feligreses de la Parroquia de San José, la Diputación Provincial, la Fundación e, incluso, africanos adinerados, que son pocos, pero los hay.

    Tampoco hay problema para el tiempo de ingreso, que suelen ser unas tres semanas, porque colaboran la parroquia y religiosas de la Diócesis. Asimismo, lo que se consideraba más complicado, la estancia de cuatro semanas hasta reunir fuerzas para volver a viajar la asume El Cotolengo.

    El doctor Aldámiz está en contacto con los médicos de Burkina para las revisiones

    El doctor Aldámiz mantiene el contacto desde Albacete con los médicos de Burkina Fasso y viaja tanto para contrastar el diagnóstico de los futuros pacientes como para comprobar cómo están los ya operados.

    Este sistema no había fallado nunca, desde que se iniciara en 2006, pero la epidemia de ébola obligó a un parón el año pasado. La Conexión Burkina vuelve a funcionar.

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