Ya está aquí y como cada año es el momento en el que aproximadamente el 80% de las personas que atraviesan las puertas de una farmacia demandan prácticamente las mismas atenciones. Justo en esta época del año es un constante trasiego de gente con las mismas preguntas: ¿Qué me das para…? ¿Crees que debería ir al médico porque…? Llevo con esto 2 semanas… ¿Tú ves normal que…?
¡Qué difícil! ¿no? De nuestro criterio depende que esas personas enfermas se recuperen y se encuentren mejor en unos días o incluso horas. Si tras nuestro juicio, farmacéutico no médico, y sus explicaciones (las del paciente) llegamos a un entendimiento, el diagnostico será positivo y el paciente se habrá recuperado.
Pero, como ya he dicho antes, nosotros no somos médicos, ni los pacientes, la mayoría de las veces son unos perfectos oradores. Con esto quiero decir que el farmacéutico en muchas ocasiones tendrá soluciones prácticas, directas y acertadas en el tratamiento de los síntomas descritos. Y en otras situaciones, sea por la gravedad que presente su sintomatología o porque son enfermos con otras patologías crónicas tales como diabetes, individuos inmunodeprimidos o con afecciones pulmonares, deberán ser derivados al médico.
Todos sabemos ya la diferencia entre gripe y resfriado común. Es un constante bombardeo tanto en los medios de comunicación como en las redes sociales, la diferencia entre ambas y su sintomatología. Pero cuando estás delante del mostrador y el paciente comienza a explicarte como se encuentra, muchas veces parece un juego de adivinanzas entender realmente la sintomatología. A menudo es él mismo el que no sabe describirlo, le cuesta diferenciar entre lo que padece, lo que cree que padece y lo que la vecina le ha dicho que padece. Que si tos seca, pero con muchos mocos en el pecho, sin dolor de cabeza pero muy mareado y se siente muy cansado. O cuando ni siquiera es para ellos, es para un familiar o amigo y se lo está diciendo por teléfono.
Aunque en determinadas situaciones tengamos que realizar juicios rápidos, en poco tiempo, de pie, y con la cola hasta la puerta, considero que es importante valorar la confianza plena del que te elige a ti, su farmacéutico de confianza, para que le ayudes. Llevar a cabo una conversación con el paciente de al menos 5 minutos, a pie de mostrador, puede ser determinante para valorar síntomas confusos o no descritos previamente. No vais a la farmacia de enfrente, ni a la del barrio de vuestros padres o esa nueva tan chula que han abierto, decidís ir a una determinada farmacia para que te escuchen, te aconsejen y adquirir sin dudar lo que te indiquen bajo un criterio sanitario.