• La sangre no es suficiente

    El sistema sanitario tiene la suerte de contar con las hermandades de donantes de sangre, por lo que no paga por esas extracciones que luego salvan vidas. De hecho, sin los donantes de sangre el funcionamiento de los hospitales sería impensable. Sin embargo, la sangre no es suficiente, un porcentaje se tiene que transformar en hemoderivados para diferentes tratamientos y ese paso no es gratuito, exige el pago a la industria farmacéutica. Las gerencias sanitarias de Albacete, Toledo y Ciudad Real necesitarán invertir más de cinco millones de euros en los próximos dos años en hemoderivados.

    En la imagen superior, de archivo, una bolsa de sangre de una donación. En la inferior, un frasco de inmunoglobulinas, hemoderivado preparado para transfundir.

    Las gerencias sanitarias de Albacete, Toledo y Ciudad Real invertirán más de cinco millones de euros en hemoderivados en los próximos dos años

    Castilla-La Mancha cuenta con un excedente de plasma de unos 16.000 litros al año, que es el que quiere fraccionar para transformar en hemoderivados con los que tratar un sinfín de enfermedades. El asunto es de vital importancia, ya que, un error de cálculo y problemas desabastecimiento por la pandemia, dejaron el verano pasado a numerosos pacientes sin tratamiento, lo que provocó su empeoramiento.

    Así, albúmina, alfa 1 antitripsina, factor VIII plasmáticos, inmunoglobulinas y antitrombina son hemoderivados que, extraídos de las donaciones de sangre, se utilizan para tratar un sinfín de enfermedades. Sin embargo, esa transformación supone un coste que, en el caso de Castilla-La Mancha, puede superar los cinco millones de euros en dos años.

    La clave está en patologías que no son mortales, pero sí crónicas y de aparición temprana. Y es que un paciente con hemofilia o con una inmunodeficiencia envejecerá con calidad de vida, pero con un tratamiento crónico.

    Inmunoglobulinas, la clave en un sinfín de patologías

    De hecho, uno de estos hemoderivados, las inmunoglobulinas, cada vez dan mejores resultados en más patologías sistémicas. Servicios como Medicina Interna, Hematología, Cardiología o Neurología no dudan en prescribirlas cuando sospechan algún origen relacionado con el sistema inmunitario.

    La factura de las inmuglobulinas llama la atención, pero podría ser peor, ya que este hemoderivado resulta más económico fruto de un intercambio entre Grifols y el Sescam, el segundo da la sangre y el primero la transforma. En la actualidad, gracias al trabajo de las hermandades de donantes y de los bancos y centros de transfusiones de sangre, se paga por transformar las extracciones, pero no por la donación en sí, ya que, de lo contrario, las cifras serían astronómicas.

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