• iDental: “mercachifles” sin corazón

    El Autor

    Antonio M. Ñúñez-Polo Abad

    Abogado

    Por sorpresa, sin previo aviso. Así ha cerrado sus puertas la clínica iDental en Albacete dejando colgados a muchos pacientes y a todos sus trabajadores. La mayoría de los pacientes, además, han visto interrumpidos sus tratamientos y ahora son deudores de los bancos que los han financiado. Las víctimas, llamémoslos por su nombre, se agolpan a las puertas de la clausurada clínica buscando desesperadamente respuestas.

    Lo cierto es que la situación se veía venir. iDental era un gigante con pies de barro. Dos espabilados, llamados Vicente Castañer Blasco y Antonio García Pellicer montaron la empresa hace sólo cuatro años en Alicante. A velocidad de vértigo, empezaron a abrir clínicas por todo el territorio nacional. Su actuación mercantil era clara. Querían hacerse con las personas que no podían permitirse un tratamiento en cualquier otra clínica y ofrecían unos precios por tratamiento extraordinariamente competitivos. Pero claro, al ejecutar un desmesurado crecimiento que les hizo abrir casi cincuenta clínicas en todo el territorio nacional, su nivel de endeudamiento alcanzó niveles inasumibles. Y ello pese al dudoso acierto de muchos diagnósticos y tratamientos y a que el material que utilizaban e implantaban era low cost, en muchos casos, de una calidad lamentable. Pese a ello, pronto incurrieron en morosidad con los proveedores y la situación económica de la empresa se hizo insostenible.

    Castañer y García Pellicer vendieron la empresa al grupo inversor Weston Hill, cuya cabeza visible está protagonizada por los hermanos Juan y José María Garrido. Las cuentas eran terroríficas, una deuda de más de 50 millones de euros generada en poco más de tres años de actividad mercantil. Conclusión: inviabilidad total y absoluta de las clínicas.

    Dos espabilados, llamados Vicente Castañer Blasco y Antonio García Pellicer, montaron la empresa hace sólo cuatro años en Alicante

    La situación es ya insostenible. Los propietarios de las clínicas, en lugar de promover un concurso voluntario de acreedores, lo que están haciendo es impagar sistemáticamente los alquileres de los locales así como a los proveedores. Uno de ellos, enganchado con más de un millón y medio de euros en pagarés devueltos, ha interpuesto demanda de concurso necesario de acreedores ante los Juzgados de lo Mercantil de Madrid.

    Mientras tanto, en las clínicas, a sabiendas de la inviabilidad y la quiebra empresarial, han continuado ofertando y contratando servicios de odontología y, ahora, sin previo aviso, han echado la persiana. Sinceramente, considero que el asunto es querellable por estafa, como mínimo y que la Fiscalía debe intervenir inmediatamente ante la Audiencia Nacional, competente para conocer el asunto en la vía penal, al ubicarse las víctimas durante todo el territorio nacional. Por asuntos menos graves y menos claros ha intervenido la Fiscalía General del Estado. Ya está tardando en actuar en este asunto.

    A sabiendas de la inviabilidad y la quiebra empresarial, iDental ha continuado ofertando y contratando servicios

    ¿Qué pueden hacer los afectados? Coordinarse y reclamar unidos tanto en el procedimiento concursal como en el eventual penal que probablemente se incoará. Existe ya constituida una plataforma de afectados de Idental. Lo más aconsejable es unirse a la misma. En cuanto a los créditos solicitados para los tratamientos, al estar aplicados en origen a los mismos, podrían ser suspendidos, para lo que sería necesario requerir en tal sentido a la entidad bancaria y, en caso de no ser atendidos, formular demanda civil ante los Tribunales.

    No entiendo por qué la salud bucodental íntegra no la cubre la Seguridad Social

    Lo cierto es que los “chiringuitos” dentales han proliferado como las setas en los últimos años. Hay que tener mucho cuidado. No se venden duros a cuatro pesetas. Yo hago dos reflexiones: Una, no entiendo por qué la salud bucodental íntegra no la cubre la Seguridad Social, no hablo de extracciones de piezas dentales, sino de un tratamiento integral como el que ofrece la sanidad privada, y dos, y no menos importante, la salud de las personas ni puede ni debe ser un negocio mercantil, la salud es un derecho que tenemos todas las personas por el hecho de serlo y resulta absolutamente lamentable que, en pleno siglo XXI y en un Estado que se proclama social y democrático de Derecho, sólo quienes económicamente pueden permitírselo, disfruten de una sonrisa perfecta y saludable. La sonrisa profident debe ser un derecho universal.