
Nuestro semblante es fiel transmisor de nuestro estado de ánimo a lo largo de la vida. Refleja con nitidez desde la alegría más incontenible a la más profunda insatisfacción. Por eso empleamos la conocida expresión “la cara es el espejo del alma”.
La gente que está a mi alrededor en estas últimas semanas dice que mi cara refleja en estos momentos mayor serenidad y alegría. Y es verdad. No os voy a ocultar el motivo: mi jubilación voluntaria.
Muchas veces oímos a nuestros colegas hablar de la jubilación como una etapa de desesperación, de sentimiento de inutilidad e infelicidad. Pues yo lo quiero vivir como una puerta que quiere ser abierta, sin temor, a un mundo de nuevas experiencias, ya que el retirarse del trabajo no significa retirarse de la vida, sino empezar a vivirla.
La tragedia de la vida no es que termine tan pronto, sino que tardemos tanto tiempo en empezar a vivirla
W. M. Lewis decía que “la tragedia de la vida no es que termine tan pronto, sino que tardemos tanto tiempo en empezar a vivirla”. Este es ahora el objetivo de mi próxima etapa vital: disfrutar de las aficiones que tenía parcialmente apartadas, de mi familia, sobre todo de mis nietos, y de todo el entorno tan hermoso que tenemos y no conocemos.
Aquellos que me conocéis sabéis del esfuerzo que he tenido que hacer durante toda mi vida profesional para poder realizar de manera adecuada todas las tareas de
índole físico que conlleva la Neumología. Pero la fe mueve montañas y yo siempre creí que iba a cumplir mi sueño de ser médico para ayudar a los demás, a pesar de mi discapacidad por las secuelas de la poliomielitis.
Estoy muy agradecido a mis compañeros por tenderme una mano cuando lo necesitaba
También he sido siempre muy realista y conocedor de mis limitaciones, de saber cuándo tenía que pedir ayuda, física e intelectual, a mis compañeros, a los que estoy muy agradecido por tenderme una mano cuando lo necesitaba.
Han sido más de 31 años ejerciendo la Neumología en el CHUA, desde aquel 3 de agosto de 1987 en que llegué a Albacete, procedente de Cuenca, donde estuve 15 meses con una interinidad, tras terminar mi período de residente en la Fundación Jiménez Díaz de Madrid.
Más de 30 años en los que, poco a poco, se ha ido creando el Servicio de Neumología, establecido definitivamente en el año 2003 y dirigido por el Dr. Vizcaya y, actualmente, por el Dr. Jiménez López. El contar desde entonces con profesionales altamente cualificados y con inquietudes nos ha permitido desarrollar un servicio del
que el Sescam y la sociedad albaceteña deben estar orgullosos.
Los profesionales sabemos que los ritmos y cadencias de las actuaciones del Sescam no son las que nos gustarían
Pero no todo ha sido un camino de rosas y todos los profesionales sabemos que los ritmos y cadencias de las actuaciones del Sescam no son las que nos gustarían, por lo que se crea un ambiente de frustración y desasosiego al ver que nuestros deseos de aumentar y potenciar nuestras competencias se encuentran en “standby” durante demasiado tiempo. En este sentido, sólo puedo desear a mis compañeros y amigos que no decaigan en el afán de ejercer su labor con rigor y honestidad y lograr que el paciente perciba que tiene una atención de calidad.
Una de mis mayores satisfacciones en estos años fue ver la creación de la Facultad de Medicina de Albacete
He sido un neumólogo con inquietudes clínicas, pero también docentes. Por ello, en mis primeros años en el CHUA participé en la creación de la Comisión de Docencia
y fui tutor MIR. Pero una de mis mayores satisfacciones en estos años fue ver la creación de la Facultad de Medicina de Albacete y poder participar en la docencia pregrado desde el año 2001 como profesor y coordinador de la asignatura “Patología del Aparato Respiratorio”.
La ilusión y el esfuerzo de todo el profesorado fue enorme para desarrollar un modelo pedagógico diferente al utilizado en la mayoría de las facultades de Medicina
españolas. La satisfacción por parte del alumnado y los éxitos obtenidos en las convocatorias MIR son muestras de que el esfuerzo mereció la pena. Sin embargo, también
se están produciendo quejas y desasosiegos por el progresivo aumento del número de alumnos que entra cada año y, sobre todo, por la implantación del Grado en Medicina, pues ha afectado de manera evidente al desarrollo de nuestro modelo de enseñanza, así como a la calidad y cantidad de prácticas que realizan ahora nuestros alumnos y que era uno de los pilares importantes en los que se basaba nuestro modelo pedagógico.
Me voy feliz porque he dado lo mejor de mí
Por último, quiero hacer mención a nuestra sociedad científica, Socampar. Fue en el año 1991 cuando, por iniciativa del Dr. Vizcaya, unos pocos neumólogos de Castilla-La Mancha, la mayoría de Albacete, creamos Socampar con el ánimo de reunirnos todos una vez al año en unas jornadas científicas. Aunque el comienzo fue difícil y poco participativo, al menos en Albacete hicimos varias jornadas con Atención Primaria. Hubo un salto cualitativo y ya imparable desde hace más de 10 años, en que surgieron nuevas inquietudes en un mayor grupo de neumólogos y cirujanos torácicos. Por ello, quiero agradecer la labor desarrollada por la Dra. Dª Encarnación López y el Dr. D. Raúl Godoy desde la presidencia de Socampar en estos años, pues han dado a conocer poco a poco a nuestra sociedad en los distintos foros de la Neumología española.
Perdonad que me haya extendido en ésta mi despedida, pero quería dejar plasmados aquellos apartados que han sido más importantes en mi quehacer diario como médico y en los que he puesto todo mi esfuerzo e ilusión, aunque con mayor o menor éxito.
Quiero decir por último que, aunque vivimos nuestra profesión con intensidad, no debemos tenerle un apego excesivo, pues eso genera infelicidad. Por ello, mi actuación como médico queda ahí, en un recuadro de mi vida, para que otros la juzguen o valoren, pero no yo. Me voy feliz porque he dado lo mejor de mí, sin querer ofender ni herir de manera injusta ni a mis compañeros ni a mis pacientes. En estos momentos de despedida “mi cara es espejo de mi alma”. Hasta siempre.
Un gran profesional. Disfrute de su merecido descanso.