• La medicina libre, controlada

    El Autor

    Ignacio Guerrero

    Presidente de Unipromel

    Hace unas semanas me preguntaba un medio especializado en francés por la valoración que hacía de la situación de la medicina libre en España, a la que en Francia a nadie en su sano juicio se le ocurre atacar o controlar. Le contesté:

    “Mi valoración es muy negativa, hemos empeorado en los últimos años, sobre todo tras la pandemia, porque fue un momento psicológico donde perdieron una oportunidad para que los ‘aplausos’ se reflejaran en una subida de los precios que nos pagan, que llevan congelados 30 años porque las compañías no quieren subir los baremos de coberturas de sus pólizas que nos imponen como honorarios y que ocultan a sus asegurados, nuestros pacientes”.

    Ante esta respuesta el entrevistador no daba crédito y me decía: “¡Pero eso es inaudito! ¿Imponer y congelar los baremos? Eso es perjudicar a sus asegurados porque significa recortar la financiación de su atención cuando caen enfermos, las organizaciones médicas y la autoridad sanitaria en Francia o en Alemania no lo permitiría”. 

    Por eso, desde Unipromel insistimos en que no es solo una reivindicación económica, es mucho más, porque se trata de cambiar el modelo de relación entre médico y compañía para mejorar la relación con el paciente y la calidad asistencial.

    Recortar pone en peligro todo el sistema

    Recortar financiación pone en peligro todo el sistema que además se ve afectado por las trabas administrativas que imponen para autorizar tratamientos, pruebas diagnósticas y cirugías, que para colmo pagan según su propia valoración y ocultando el importe y los plazos al paciente que exige la mejor atención, como es su derecho.

    Un modelo que no estimula

    Es un modelo que no estimula al médico para que invierta en tecnología o en infraestructura que haga más excelente y cómoda la atención a sus pacientes, que empiezan a ver como se alargan las listas de cita previa sin que su compañía haga nada por evitarlo, como si realmente no le importará nada más que cobrar el recibo mes a mes y luego de lo que te prometieron al venderte el seguro, nada de nada.

    En riesgo de desaparición

    El sector de la medicina privada está en riesgo de desaparición y de hecho, son miles las consultas que se han cerrado y no hay recambio por el cierre del mercado por parte de las compañías, que se niegan a dar nuevas altas en su cuadro médico, favoreciendo a los grandes hospitales privados y policlínicas propias o de grupos con los que están en connivencia porque hablan su mismo idioma y adoptan el mismo modelo de economía de escala, donde el volumen es su modo de obtener beneficios, aunque sea  obligando a los médicos autónomos a trabajar a destajo, algo que el paciente percibe y denuncia, pero sin éxito, porque también queda atrapado en el sistema como quedó el propio médico, cuando ambos entregaron confiados su libertad y su soberanía a las aseguradoras.

    La tormenta perfecta

    Las consecuencias que puede tener y que ya estamos viendo es que la negativa de las compañías a negociar  provocará  un tremendo conflicto en el sector, será la tormenta perfecta, un tsunami que puede arrasar todo un sistema sanitario privado basado en los bajos costes y grandes volúmenes que están empujando al abandono masivo de los médicos más libres y de más prestigio, en un escenario donde las jubilaciones, la falta de interés de los médicos jóvenes (que prefieren trabajar en la Sanidad pública) y el aumento de los asegurados a un ritmo del 7-8 % son un cóctel explosivo que siempre acaba explotando, una más de las muchas burbujas.

    Menos de 1 euro de subida

    Este año 2023 las compañías no han tenido más remedio que subir los baremos por la inflación, y presumen de ello después de 30 años sin hacerlo, pero es calderilla, porque subir un 5 o incluso un 10% de 8 euros por una consulta de primaria es menos  de 1 euro.

    Es una vergüenza y una tomadura de pelo, cuando lo que pedimos es recuperar el IPC que según el INE ha sido desde 1990 de un 145%.

    Subir unos céntimos en las consultas manteniendo congelados los baremos de las pruebas diagnósticas y de las cirugías es una falta de respeto a nuestras reivindicaciones y además un ataque directo a la calidad y seguridad de los que dicen ser el centro de su política: “Cuidar a sus clientes”, extraña manera de hacerlo.

    Despilfarro en publicidad

    Ya no engañan a nadie, solo les mueve su 12 o 14% de margen de beneficios sin arriesgar nada, porque en comparación con el tan cacareado sector de la alimentación, estas aseguradoras no ponen nada, ni el trabajo, ni la responsabilidad, ni la inversión, ni el personal auxiliar. Por no hablar de lo que despilfarran en una publicidad cada vez más agresiva y en los canales más caros, como son la TV y en eventos deportivos de masas.

    Con el modelo actual es imposible mejorar la relación entre los médicos y las compañías para a su vez mejorar la atención a los pacientes. Además, al introducir un nuevo intermediario como es el Hospital o policlínica, se hace aún más difícil. 

    Desde Unipromel proponemos devolver al paciente al centro del sistema, un paciente informado, que conozca los baremos contratados en su póliza y que pueda elegir libremente entre una oferta médica basada en la calidad y no sólo en el precio, con modelos que todo el mundo conoce como son las estrellas en la oferta hotelera, donde a mayor calidad mayor precio. Pagar por resultados y por excelencia debe ser el objetivo, pero la decisión debe ser del paciente y no de su compañía.

    Que sea el paciente quien elija

    Quizás la única solución, si estas compañías se niegan a negociar, será que ese paciente, informado y libre, pague directamente al médico y luego reclame el reembolso de gastos a su compañía. Y que los acuerdos con los Hospitales sean intermediados por su médico como garante de que se pondrán todos los medios sin aceptar ningún recorte que sea contrario a los intereses de su paciente.

    Esa garantía de una relación médico-paciente libre está adulterada y es perversa, porque aseguradoras y grandes hospitales, son los que deciden. Dejan fuera de la toma de decisiones a los que deberían ser los actores principales, el médico y su paciente. 

    Resumiendo, hace falta una legislación específica que garantice los derechos de ambos por encima de los intereses económicos de terceros. Por eso, hemos puesto todo el esfuerzo desde Unipromel en forzar la intervención de los organismos reguladores españoles y europeos para parecernos más a los modelos francés o alemán. No vamos a parar hasta conseguirlo.

     

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