• Intensiva aclara el desconcierto sobre la muerte cerebral

    En los últimos días se está dando un intenso debate en redes sociales al hilo de la noticia de un joven británico que despertó de un estado de coma y al que, erróneamente, se le describía como un paciente “en muerte cerebral”. Para despejar dudas sobre el concepto de muerte cerebral, el Grupo de Trabajo de Neurointensivismo y Trauma de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC) ha preparado una serie de preguntas y respuestas breves que explican en qué consiste.

    Para despejar dudas sobre el concepto de muerte cerebral, habla la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias.

    ¿Existe vida si el cerebro está ‘muerto’?

    No. Y es importante subrayarlo. No es posible vivir sin cerebro. El coma y la muerte cerebral no son sinónimos, por lo que hay que tener bien clara esta diferencia. En un estado de coma, el cerebro está funcionando al mínimo –digámoslo así–, pero en una muerte cerebral ‘no’ hay ninguna función cerebral en absoluto.

    ¿Es correcto usar el término ‘muerte cerebral’?

    Sí. Porque un estado de muerte cerebral significa, a todos los efectos clínicos, y también legales, el fallecimiento. La muerte encefálica se define como el cese completo, definitivo e irreversible de todas las funciones cerebrales. Es decir, es absolutamente irreversible. Pocas cosas hay en Medicina tan patentes e inequívocas como esta. Un hecho no sólo respaldado por la Ciencia, sino también por la Ley.

    ¿En qué estado se encuentra el cerebro de un paciente en coma tras un trauma?

    Podríamos decir, de manera simple, que el coma es una disminución del nivel de conciencia, hasta el punto de perder la respuesta a estímulos. Una persona que está dormida reacciona a los estímulos, pero una persona que está en coma, no. A partir de aquí, cabría matizar que, desde un nivel de conciencia normal (es decir, el de una persona que está despierta y alerta) hasta lo que se conoce como coma profundo, hay una serie de estados intermedios, en los que los pacientes reaccionan poco o sólo a estímulos vigorosos; a diferencia de un paciente en coma, que apenas reacciona a nada. Y en un coma profundo, a nada. Hay muchas causas que pueden ocasionar un estado comatoso, entre las cuales se encuentran los traumatismos cráneo encefálicos (TCE).

    Dependiendo de la magnitud y/o localización del ‘daño’ infligido por el traumatismo, los pacientes pueden caer en un estado comatoso, más o menos profundo. Dicho de otra manera, si un TCE ha provocado un estado de coma profundo, es porque el traumatismo ha sido grave o el daño se encuentra en una zona crítica y vital del cerebro.

    ¿Qué diferencia hay entre un estado vegetativo persistente y un estado de mínima consciencia?

    El término ‘vegetativo’ se refiere a las funciones corporales vegetativas, es decir, a la respiración, regulación de temperatura, digestión, etc. Es por esto por lo que se entiende como estado vegetativo la situación en la que el cerebro está funcionando lo mínimo como para mantener y regular dichas funciones. Sin embargo, no hay consciencia, esto es, los pacientes no son conscientes de sí mismos ni de lo que les rodea. Pueden llegar a reaccionar a ciertos estímulos, de forma automática e inespecífica, pero son absolutamente incapaces de comunicarse con su entorno.

    Por otro lado, en un estado de mínima consciencia, los pacientes pueden tener algo de conciencia de su entorno, pero mínima, como bien señala el término. Son pacientes que han sufrido un considerable daño cerebral, con importantes limitaciones y secuelas, y que, aunque muestran cierta capacidad de relacionarse con su entorno, esta es muy limitada.

    ¿Es habitual que un paciente despierte de un coma no inducido?

    Aquí hay que hacer otro pequeño matiz: hay casos en los que la causa no llega a provocar un coma profundo, pero en la UCI sí que tenemos que profundizarlo aún más. Y eso es lo que se conoce como ‘coma inducido’. El motivo de que hagamos esto es que aquello que ha provocado el coma puede dañar aún más al cerebro si no lo evitamos, incluso a zonas que no han sido dañadas inicialmente, y tenemos que proteger tanto lo ya dañado (para que no se dañe más) como la parte no dañada.

    Profundizando el estado neurológico, es decir, induciendo el coma, podemos proteger al cerebro controlando una serie de parámetros (como la presión intracraneal y la presión de perfusión cerebral). Otra cosa es que el coma no haya sido inducido, o que el paciente permanezca en coma. Despertar o no de él depende mucho de la causa y de la irreversibilidad del daño sufrido. Además, pueden quedar secuelas leves, moderadas, graves o, directamente, incapacitantes y/o irreversibles. Evidentemente, si el daño es severo, la parte dañada es extensa, o el daño se encuentra en una zona crítica y vital del cerebro, las probabilidades de salir del coma son remotas. Sobre todo, de salir bien y sin ningún tipo de secuela.

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