• La obesidad, otra pandemia del siglo XXI

    La obesidad es, sin duda, otra de las pandemias del siglo XXI. En Castilla-La Mancha, los últimos informes de Salud del Instituto Nacional de Estadística estiman que más del 38% de la población tiene sobrepeso y el 22% padece obesidad. Este lunes, 4 de marzo, se conmemora el Día Mundial de la Obesidad, para seguir advirtiendo de una patología que tiene comorbilidades asociadas.

    La obesidad, otra pandemia del siglo XXI

    Medicina Interna quiere que se reconozca a la “obesidad como enfermedad crónica y multifactorial”

    Así, médicos internistas del Grupo de Diabetes, Obesidad y Nutrición (DON) de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) reiteran una vez más que urge que se reconozca a la “obesidad como enfermedad crónica y multifactorial” en España. Y anuncian un decálogo en cuya elaboración han trabajado para poner el foco sobre las comorbilidades asociadas a la obesidad en Medicina Interna. Así como la puesta en marcha de un estudio para conocer y evaluar el estigma social asociado a las personas con obesidad en Medicina Interna que se llevará a cabo en las consultas de la especialidad a partir del mes de mayo.

    La Dra Juana Carretero, presidenta de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) recuerda que “no se debe hablar de persona obesa metabólicamente sana. Debemos considerar la obesidad como una enfermedad crónica, recidivante y multifactorial. La obesidad no es un factor de riesgo para la diabetes y otras enfermedades metabólicas y no metabólicas, sino que es en sí misma una enfermedad crónica, de la que derivan otras enfermedades metabólicas”.

    Diabetes y disfunción hepática

    Las personas con obesidad pueden desarrollar enfermedades metabólicas, como la diabetes y la disfunción hepática asociada a la enfermedad metabólica (MASLD), enfermedades cardiovasculares (cardiopatía isquémica, insuficiencia cardíaca o ictus), apnea del sueño, enfermedad renal crónica, hasta 32 tipos distintos de cáncer, infertilidad y esterilidad, y problemas articulares -artrosis- y tienen mayor riesgo de necesitar prótesis y su recambio para alguna de las articulaciones deterioradas.

    Tomar conciencia del riesgo

    “Debemos cambiar el discurso desde la comunidad científica y ayudar a la población a tomar una mayor conciencia sobre el riesgo que supone la obesidad. El exceso de grasa corporal conlleva un importante deterioro de la salud y la calidad de vida y no es una cuestión estética, sino de salud”, concluye la Dra. Carretero. Pone énfasis en que la sociedad en su conjunto debe “dejar de culpabilizar a la persona con obesidad por el hecho de ser obesa”.

    En este sentido, en relación al estudio Stigma que se pondrá en marcha desde la especialidad, indica que “los prejuicios asociados a la estigmatización provocan desigualdades en muchos ámbitos (familiar, laboral, sanitario, educativo, etc.) que contribuyen a la pérdida de calidad de vida y el aumento de riesgos para la salud que se observa en las personas con obesidad”. Y que este estudio contribuirá a conocer y profundizar en el grado de estigma, su repercusión e implicaciones en los pacientes en Medicina Interna.

    Un problema que amenaza con ir a más

    La prevalencia de la obesidad en la población adulta española es del 23%, pero, según el World Obesity Atlas 2023, se estima que para el año 2030 será del 30%. Y para el 2035, del 37%. Según los datos del estudio OBEMI,  la prevalencia de obesidad (IMC>30) en las consultas de medicina interna es del 23,6%, cifra que de progresar la prevalencia global de obesidad en España como lo está haciendo “seguirá incrementándose”.

    Eso se une a la “complejidad de identificar correctamente a la obesidad sarcopénica, también de elevada prevalencia en medicina interna, y que aun con un índice de masa corporal elevado, implica una deficiencia de masa muscular. “Es muy importante identificar la obesidad sarcopénica en nuestros pacientes porque asocia menor masa muscular, peor calidad de la misma y mayores comorbilidades”, incide la Dra. Carretero.

    Sarcopenia

    En relación a este tipo de obesidad, la Dra Carretero explica que puede “aparecer en múltiples situaciones, simplemente con el envejecimiento. Esto correspondería con una sarcopenia primaria; por su parte las sarcopenias secundarias pueden serlo por el ayuno, tanto terapéutico como ahora asociado a las peores condiciones económicas; por la inmovilidad y el sedentarismo, tan prevalentes en la sociedad; o el asociado a las enfermedades, entre las que destacan la diabetes tipo 2 y la obesidad”.

    Asimismo, reconoce que “en nuestro día a día en la consulta de Medicina Interna es más frecuente la sarcopenia en las personas con diabetes tipo 2, las personas con insuficiencia cardíaca, con fibrilación auricular o con enfermedades pulmonares” y reitera que “el mejor abordaje de la obesidad sarcopénica es su prevención”.

    Una enfermedad infradiagnosticada

    En términos generales, la obesidad permanece infradiagnosticada (menos del 40% de las personas con obesidad tienen ese diagnóstico), infratratada (menos del 20% reciben medicación con evidencia científica) y menos del 1,3% de los profesionales prescriben dicha medicación.

    El decálogo “La Obesidad en la Medicina Interna del Siglo XXI. Construyendo el decálogo de las comorbilidades asociadas a la obesidad en Medicina Interna”, que han elaborado los médicos internistas españoles contiene 10 claves sobre adiposidad, fenotipos de pacientes, evaluación de la obesidad, consideraciones sobre alteraciones farmacocinéticas y farmacodinámicas, beneficios cardiovasculares de la pérdida de peso, estilo de vida, fármacos, cirugía, sarcopenia, y aspectos relativos a la fragilidad.

    Entre las principales cuestiones, recoge que las comorbilidades en la persona con obesidad son consecuencia del exceso y localización de la adiposidad. Y en el mismo se explica que “pérdidas ponderales de peso superiores al 10% consiguen cambios radicales en el estado de salud y beneficios cardiovasculares” que “mejoran el manejo de las comorbilidades en las personas con obesidad”.

    Hígado graso

    Por otro lado, cabe señalar que la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD) busca concienciar sobre esta enfermedad y, sobre todo, sobre su relación con el hígado graso que se estima afectará al 50-70% de personas con obesidad, como mínimo en un estadio inicial, y que ya afecta a 1 de cada 4 personas que cuentan con exceso de grasa en este órgano.

    En este sentido, el hígado graso viene definido por la presencia de más de un 5% de grasa en el hígado que empeora cuando se produce una inflamación o fibrosis (pequeñas cicatrices) en el mismo. Esto suele estar ligado a las principales alteraciones metabólicas entre las que destacan la obesidad y la diabetes, aunque, puede haber otras como el exceso de colesterol o la hipertensión arterial.

    Alcohol

    “Es difícil separar obesidad e hígado graso” ya que, normalmente, “las personas con obesidad suelen desarrollar enfermedades hepáticas por otros motivos”, indica el Dr Javier Ampuero, experto de la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD).

    De hecho, “en consulta cada vez se ven más casos en los que el consumo de alcohol y la presencia de alteraciones metabólicas son las principales enfermedades que desencadenan cirrosis (estadio más avanzado del hígado graso), cáncer de hígado y trasplantes” afirma el Dr Ampuero.

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