• La erótica de la madurez

    El Autor

     Pilar Soria Antonio

    Psicóloga Clínica del Hospital de Almansa. Psicooncóloga y sexóloga 

    Bodas de oro

    Hoy el amor es tu mirada, erótica y amable,
    que enamora el tiempo
    con la pasión de tu cabello blanco.

    Joan Margarit

    Partimos de que la infancia, adolescencia, vida adulta y, sobre todo la vejez son conceptos sociales que toman como referencia la edad, haciendo de ella uno de los criterios fundamentales de organización de la vida social. Esta regulación es discutible y no se corresponde con los procesos de envejecimiento fisiológico en general, ni con los referidos a la vida sexual en particular.

    El goce sexual no decrece con la edad

    Con fines estadísticos, la población anciana es considerada la que ha traspasado la barrera de los 65 años, pero ya se habla de viejo-joven, cuarta edad…porque un viejo es lo que la sociedad dice que es un viejo.

    En este artículo nos centraremos en la erótica de la madurez, aportando todo aquello que consideremos posible para el goce, deleite y disfrute de la sexualidad en esta época de la vida, normalizando el discurso sobre el tema y visualizando el deseo y la erótica diversa en este grupo de población, porque viejos somos todos nosotros dentro de unos años y los ancianos quieren lo que todos querríamos: dignidad, intimidad, privacidad y el cuidado atento de una persona, sin interferencias impertinentes.

    Los pioneros de la investigación sexológica, Masters y Johnson, afirmaban  que la capacidad de goce sexual no decrece con la edad, sí la dificultad para llevarla a la práctica por una conjunción de factores personales y sociales que a veces se alían en contra del erotismo, como la creencia popular que afirma que el deseo con la edad desaparece, o que debería desaparecer y que si en la vejez se tiene una vida sexual activa es inapropiado y sobre todo reprobable.

    La necesidad de abrazar

    Además, de acuerdo con este prejuicio cultural, las personas mayores no pueden esperar ser atractivas sexualmente, por lo que aun en el caso de que tengan deseos, no les resulta fácil encontrar con quién compartirlos, pero la necesidad de ser abrazado, de abrazar, el deseo de relacionarse con otra persona o la capacidad de expresar sentimientos, no se atrofia ni desaparece con el tiempo.

    El aumento de la esperanza de vida está otorgando un espacio anteriormente jamás imaginado de la erótica en la madurez y ha propiciado un cambio generalizado en las actitudes hacia el sexo, hecho que influirá seguramente en que la comunidad científica lo considere un tema relevante y de interés epistemológico.


    La sexualidad no tiene tiempo


    Porque la sexualidad no tiene tiempo, nacemos y morimos con ella, es una dimensión humana que forma parte de nuestro ser, e igual que continuamente nos vamos reconciliando con el pasado en un proceso de adaptación permanente, también hemos de acomodarnos a los cambios que la erótica forja en nuestro cuerpo con el paso del tiempo.

    No hay ninguna causa para que una persona en un estado razonable de salud no pueda continuar experimentando deseos sexuales y ejercitando su función genital hasta estados de edad muy avanzados. La posibilidad de que esto ocurra está en relación directa con la actitud que el sujeto haya tenido para con la sexualidad a lo largo de toda la vida.

    Aunque también es cierto que la cultura moderna ha valorado en exceso la sexualidad como experiencia práctica y la importancia de esta para la satisfacción personal y en la pareja, creando frustraciones donde podría haber independencia, especialmente en la edad mayor, cuando se dispone de más tiempo, más libertad, más conocimiento y menos limitaciones de todo tipo.

    No se debe reducir la sexualidad a la genitalidad

    No se debe recurrir a medidas coitocentristas como la única forma de expresividad sexual en el anciano, ni reducir la sexualidad a la genitalidad; es necesario resaltar emociones y sentimientos y, en general, todas aquellas conductas que sirvan para expresarse sexualmente porque el deseo erótico y amoroso no tiene que ver con la edad.

    El sentirse, vivirse y expresarse como persona  sexuada no tiene edad, y lo mismo podríamos decir del deseo, la atracción, la mirada, la seducción, el encanto, el humor, el amor, la necesidad de mimos y caricias, de cuidar y cuidarse… todo eso no se pierde con edad.

    La sexualidad y el amor te mantienen en contacto con la vida

    Quizá tendríamos que plantearnos un cambio profundo desde el aspecto amoroso y también erótico, porque la sexualidad y el amor te mantienen en contacto con la vida y porque la salud sexual constituye una variable vinculada a la idea de salud general que desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) se proclama.

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