Antes de la pandemia y coincidiendo con el 8 M se organizó una exposición en Albacete que se denominaba “De sumisas a insumisas. Mujer, poder y sociedad en Albacete. La historia de las mujeres en Albacete”. Se contaba la evolución del feminismo y los hitos más importantes que contribuyeron a la Insumisión de las mujeres en nuestro entorno más cercano.
Me ha llamado la atención que a los pinchazos que sufren las mujeres en sus momentos de ocio y que tanta alarma están provocando les hayan llamado “Sumisión química”
Me ha llamado la atención que a los pinchazos que sufren las mujeres en sus momentos de ocio y que tanta alarma están provocando les hayan llamado “Sumisión química”. No sé si este término es afortunado ya que de su uso puede inferirse una situación de subordinación que puede contribuir a una continuidad en el tiempo.
La dominación masculina se produce también, siguiendo a Bourdieu, de manera simbólica a través de asumir estereotipos de lo masculino y de lo femenino donde estos últimos están siempre controlados y vigilados culturalmente. La Sumisión química obliga a una autovigilancia y a un autocontrol de las mujeres ante el hecho de que estas ya no se quedan en casa, sean dueñas de su sexualidad y se muestren activas en todos los sentidos.
De alguna manera, con la Sumisión química se quiere devolver a la mujer al que debería ser su estado natural, biológicamente inferior al del hombre. De nuevo, lo simbólico adquiere valor si identificamos la jeringuilla y el pinchazo con los atributos sexuales y la sexualidad masculina. La mujer vuelve a ser la parte “débil” de las combinaciones binarias donde lo femenino aparece siempre por debajo de lo masculino. El fluido químico de los pinchazos tiene metafóricamente similitud con lo húmedo, con lo oscuro y con el dolor que siempre rodea el universo femenino.
Hasta el espacio discotequero, donde tienen lugar los pinchazos, nos recuerda el panóptico carcelario de Foucault desde el cual se ejerce una vigilancia completa a través de cámaras, luces y otros elementos fluorescentes.
La mujer sumisa, la mujer hogareña, la mujer sexuada…
La mujer sumisa, la mujer hogareña, la mujer sexuada, la mujer hermosa y la mujer madre ha de ser vigilada y castigada si se sobrepasa en algunos de estos papeles. La Sumisión química contribuye a la creación de un ambiente hostil en el que las mujeres necesitan el amparo del Estado al que vuelven a ceder la función de vigilancia que siempre ha ejercido. La mujer solo está segura en el hogar de donde no debe salir si no quiere ser atacada. Ese es el mensaje para esta Feria de Albacete, que los padres digan a sus hijas: tened cuidado y volved pronto; en vez de poner el foco en sus hijos y dirigir el discurso hacia ellos.