• «No hay un consumo saludable ni seguro de alcohol»

    Ni un vasito al día ni los fines de semana, «no hay un consumo saludable ni seguro de alcohol». Lo dice la Sociedad Española de Patología Digestiva, que explica que la prevención y el diagnóstico precoz son fundamentales para controlar y frenar la progresión de la enfermedad hepática por alcohol, una patología asintomática en sus primeras etapas que no tiene un tratamiento específico.

    Además, el abordaje de esta enfermedad requiere del trabajo multidisciplinar de las diferentes especialidades médicas, especialmente de Aparato Digestivo y de Psiquiatría, sin olvidar su vertiente social.

    Así se desprende de la ponencia “Enfermedad hepática por alcohol. Abordaje multidisciplinar”, en la que el Dr Joaquín Cabezas, experto de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD), advierte de «La enfermedad hepática por alcohol es «una de las patologías más prevalentes del hígado».

    Entre 20 y 40 gramos de etanol al día

    «Suele producirse cuando el paciente tiene un consumo elevado y continuado de esta sustancia (más de 20 gramos de etanol al día en mujeres y 40 en hombres) e, incluso, menor en situaciones donde haya otros factores (obesidad, diabetes u otra enfermedad hepática subyacente)”, asevera el Dr Cabezas.

    “Además, las personas cuantifican con dificultad la cantidad de alcohol que ingieren realmente, lo que supone la primera dificultad para su diagnóstico y tratamiento, ya que los especialistas en Digestivo no disponemos habitualmente de biomarcadores precisos para identificar el consumo de riesgo”.

    De alcohólicos a personas con trastorno por consumo de alcohol

    Además, el Dr Cabezas también alerta del estigma que rodea a esta enfermedad. “Actualmente debemos evitar términos que pueden ser despectivos como “alcohólicos”, sino hablar de personas con trastorno por consumo del alcohol. Y ya no hay un consumo abusivo o excesivo del alcohol, sino de riesgo”, explica el experto, quien pide concienciar a la población sobre el alcohol y las consecuencias más allá de la enfermedad hepática (como, por ejemplo, el cáncer).

    “No hay un consumo saludable ni seguro de alcohol y la concienciación es la mejor herramienta para prevenir”.

    Incidencia y síntomas de la enfermedad hepática por alcohol

    Debido a la dificultad de diagnosticar la enfermedad hepática por alcohol en etapas iniciales, en España no existe un registro del número de pacientes con esta patología. “Algunos estudios recientes indican que la incidencia de cirrosis relacionada con el alcohol en España es de 4,4 mujeres y de 14,6 hombres por cien mil habitantes. Y en dos de cada tres personas con cirrosis, el alcohol es la causa”, asevera.

    Además de ello, existen otros motivos que pueden evidenciar el número de pacientes esta patología, como una mayor proporción de ingresos por enfermedades relacionadas con el hígado (como la cirrosis descompensada) o las listas de espera en trasplantes.

    Debido a que precisamente la enfermedad hepática por alcohol no presenta manifestaciones específicas hasta que la patología está muy avanzada y puede llegar a ser irreversible (como la hipertensión portal o complicaciones relacionadas con la cirrosis), la convierte en una enfermedad asintomática en sus fases iniciales, a menos que se identifiquen algunos signos que pueden asociarse al consumo elevado de alcohol, por ejemplo:

    • Hipertrofia parotídea (agrandamiento de las glándulas salivales cerca de la mandíbula)
    • Fibrosis en la palma de la mano
    • Rinofima (aumento del grosor de la nariz)

    Como no hay cantidad saludable de alcohol, se recomienda consumo cero a los pacientes con enfermedad hepática

    La prevención, a través de hábitos de vida saludables, y el diagnóstico precoz son claves para identificar y tratar a tiempo la enfermedad hepática por alcohol antes de que progrese y suponga mayor riesgo para el paciente porque no existe un tratamiento específico para ello.

    Paralelamente, el especialista en Digestivo tiene a su disposición una serie de herramientas para facilitar el diagnóstico, como son la analítica de sangre, la ecografía o elastografía de transición, sumado a una historia clínica detalla del paciente.

    Por ello, una vez el gastroenterólogo identifica la enfermedad, recomienda a los pacientes un consumo cero de alcohol.

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