El cuidado enfermero en tiempos de COVID

“España se enfrenta a una emergencia de salud pública que requiere decisiones extraordinarias. Una pandemia que es mundial y que supone un serio perjuicio para el bienestar del conjunto de ciudadanos”. Así, con esas palabras, el presidente del Gobierno de España anunciaba que el 14 de marzo de 2020 comenzaría un confinamiento domiciliario.

El miedo y la incertidumbre

Calles vacía, tiendas y centros comerciales cerrados. Un escenario inusual, diseñado para frenar la inevitable expansión de una enfermedad que en pocos días colapsó todos los hospitales del país. El aumento de contagios se contaba por miles cada día, los fallecidos aumentaban sin control, el miedo y a incertidumbre se apoderó de todos y la distancia física de seguridad entró en la vida de millones de personas de un día para otro.

Los hospitales tuvieron que organizarse en tiempo récord para abordar la llegada de centenares de casos cada hora; las residencias se convirtieron en uno de los grandes focos de contagios y muertes, y la Atención Primaria actuó como barrera de contención. Miles de citas canceladas, operaciones anuladas hasta nuevo aviso, unidades transformadas en UCI improvisadas, pasillos atestados de enfermos, falta de material y cambios constantes de procedimientos fueron la tónica habitual en la primera ola.

En este complejo contexto es donde los determinantes sociales en salud surgen con especial fuerza, constituyendo las circunstancias en que las personas nacen, crecen, viven, trabajan y envejecen, configuradas por el sistema de salud, distribución del dinero, poder y los recursos. Con la pandemia en que se encuentra el planeta, se hacen más evidentes los determinantes sociales en salud y con ello, las desigualdades entre países e incluso en el mismo país como son el acceso a la atención de salud y también las desigualdades de género y cuidados.

El cuidado es el eje de la existencia humana

El cuidado es el eje de la existencia humana. Todos cuidamos, todos hemos sido cuidados y también practicamos el autocuidado. El cuidado es un fenómeno único en el cual hay una interacción recíproca y es parte del mundo que nos rodea, de la cultura y de los valores. En salud, nos permite apoyar la satisfacción de las necesidades de la persona con el objetivo de promover, mantener o recuperar su salud.

Cuatro millones de sanitarios infectados

El Consejo Internacional de Enfermería estima que más 4 millones de sanitarios han sido infectados por COVID-19 y más de 20.000 los que han fallecido. El CIE también ha referido que los sanitarios han sufrido la falta de elementos de protección individual, escasez de equipos y materiales, preparación deficiente para la pandemia y problemas de salud mental, entre los que se encuentran síntomas depresivos, estrés postraumático, ideación suicida y crisis de pánico, entre otras. Han estado y están expuestos diariamente a una presión asistencial excesiva, a muertes, a la frustración de no poder cuidar adecuadamente y temores por su propia salud y la de sus familias.

En situaciones de pandemia como la que estamos viviendo, el rol de la enfermera es crucial, debe proveer cuidados directos, ser soporte emocional, educar a pacientes y personal de salud, abogar por los pacientes y sus familias.

Superar la pandemia debe considerar a todos los actores sociales y también la transferencia del conocimiento, el cual debe ser convertido en un bien público, con acceso de todas las naciones, independiente de su nivel de desarrollo y recursos económicos.

La finalidad de la mayoría de las entidades prestadoras de servicios de salud se orienta a las dimensiones puramente físicas y biológicas del ser humano. Ocurre algo paradójico y desconcertante en las ciencias de la salud: la atención se centra en la enfermedad y no en el cuidado de la salud, es decir, se desatiende a la persona integral, sus percepciones, sentimientos y emociones, el entorno con el que se interactúa no se tiene en cuenta.

Siete dimensiones

Por lo anterior, en el contexto actual en tiempos de COVID-19 cada una de las dimensiones humanas se reflexiona como reto del cuidado enfermero, de la siguiente manera:

1. La dimensión corporal, relacionada como parte del cuidado integral del cuerpo para su mantenimiento, a través de una adecuada nutrición y el ejercicio físico como fuente de fortaleza, dinamismo y cambio interior. Enfermería tiene gran responsabilidad en mantener en equilibrio está corporeidad en cada ser humano, reto que asumen en la atención de los pacientes con Covid-19.

2. En la dimensión social, el ser humano es parte de un todo, incluido en la familia, comunidad, cultura, en un contexto en relación con otros seres vivos; se establecen diferentes relaciones acordes a los objetivos y metas de cada persona, grupo y/o comunidad.

Enfermería ha tenido que comprender el cuidado en esta dimensión, pues han tenido que crear otras estrategias como forma de cuidar.

La espiritualidad

3. La espiritualidad. Entendida como la parte del ser humano que intenta reflexionar y pensar el sentido y propósito de su vida. La dimensión espiritual ha cobrado mucha fuerza en esta pandemia Covid 19, porque las personas, los pacientes, el equipo de salud, buscan la calma interior.

4. Desde la dimensión cognitiva, cada persona tiene una visión de encontrar respuestas a sus preguntas por medio del conocimiento. Enfermería ha tenido que replantear sus conocimientos en la atención del cuidado generando nuevas formas de conocimiento en la atención a la persona, a la familia y a los diferentes grupos sociales desde el rol investigador, docente y asistencial.

5. En la dimensión comunicativa, el ser humano se ha caracterizado por comunicar sus ideas, la realidad que le rodea, lo que sueña, lo que desea construir. Enfermería ha tenido que generar nuevos cuidados comunicativos, donde se trasciende lo corporal y se motiva a observar, a escuchar de manera atenta, a rediseñar un lenguaje más lento, con la certeza que el otro entienda lo que se le comunica por medio de infografías, de la escritura, del color y formas.

La dimensión emocional

6. Dimensión emocional. Enfermería al interpretar el sentir emocional del paciente sabe que puede establecer un acercamiento terapéutico de mayor escucha y observación. Por la realidad vivida en la pandemia, se tiene en cuenta a las emociones como punto de comunicación donde se reacciona como persona de acuerdo con un sentir.

7. Dimensión ética. Enfermería desde su conocimiento científico, asume el cuidado con la responsabilidad para entender la conducta del otro, para asumir las normas sugeridas acorde a las necesidades del bien común en un esfuerzo porque no se vean vulnerados los derechos de los seres humanos, en este caso durante la pandemia Covid-19.

Fortaleza, templanza, prudencia y justicia

Durante la pandemia de la COVID-19 estamos trascendiendo la formación que hemos recibido, resistiendo, insistiendo, permaneciendo y manteniendo desde la dignidad lo mejor de cada rol en cada entorno. La COVID-19 está “enseñando que un virus, nos está diciendo cuán débiles somos los humanos, llenos de miedo e incertidumbre. Sin embargo, como seres humanos, desde la misión y visión de enfermería somos capaces de afrontar con valentía y resiliencia, porque esta nueva realidad permite reencontrar y aceptar nuestra verdad más profunda, para integrar las dimensiones humanas con la ética desde la fortaleza, templanza, prudencia y justicia, para que estas dirijan la toma de decisiones.

El caos para unir

Hoy la COVID19 no es una enfermedad común, es la enfermedad que despierta la sensibilidad de lo desconocido, la que evidencia la limitación humana, es la emergencia de lo nuevo que genera caos para ordenar, unir, solidarizar, familiarizar, escuchar, ver, reflexionar, dignificar, integrar, dialogar, acordar, expresar, respetar, liberar, despertar, humanizar, educar, cuidar, …

(Lección magistral en la graduación de la Facultad de Enfermería de Albacete)