• Depresión, también en la tercera edad

    El Autor

    Álvaro Cuenca

    Psicólogo voluntario de Lassus

    Que la sociedad occidental está en constante desarrollo es innegable. El avance de las nuevas tecnologías y de las ciencias de la salud ha hecho posible que hoy en día exista un incremento en nuestra esperanza de vida: vivimos más, pero con el paso del de los años puede aumentar la posibilidad de convivir con dolencias propias de la edad. Dolencias orgánicas, psicológicas, emocionales y sociales que nos generan malestar y vulnerabilidad si no sabemos cómo afrontarlas.

    En España, el 24, 64% de la población supera los 60 años, en Castilla-La Mancha las cifras en base a la población total de la Región son del 18,5%, según un estudio del perfil de personas mayores en España de 2017. Del porcentaje de personas mayores, se estima que del 6-15% conviven con síntomas depresivos, siendo casi el doble la observada en mujeres respecto a los hombres en nuestro país. Se destaca que las cifras podrían estar sesgadas por la dificultad para identificar y detectar síntomas en ancianos, ya que algunos de los síntomas pueden verse enmascarados por presentarse junto a otras enfermedades como las demencias tipo Alzheimer o vascular, o la enfermedad de Parkinson.

    La Organización Mundial de la Salud define la depresión como un trastorno frecuente, caracterizado por la presencia de tristeza, pérdida de interés o placer (anhedonia), sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño, cansancio y falta de concentración.

    Al igual que en otros grupos de edad, no existe una única causa que explique el origen o mantenimiento de esta enfermedad en la población mayor. Factores genéticos, sucesos vitales estresantes, factores socioeconómicos o, incluso, estilos de personalidad pueden contribuir en la aparición de la depresión.

    Sin embargo, existen particularidades que se presentan en el adulto mayor como son la presencia de hipocondría, el aumento de quejas somáticas en las consultas médicas y un incremento del número de visitas hospitalarias e ingresos.

    Del porcentaje de personas mayores, se estima que del 6-15% conviven con síntomas depresivos, siendo casi el doble el porcentaje en mujeres

    En la esfera biológica es importante tener en cuenta que durante el envejecimiento son normales los cambios en el organismo, a todos los niveles. En la depresión, se acusa una mayor pérdida de memoria, falta de atención, gran dificultad para concentrarse. También existen cambios estructurales debidos, por ejemplo, a microinfartos, que desestabilizan algunas estructuras neuronales responsables de mantener nuestros procesos cognitivos.

    En el plano afectivo, las emociones pueden verse alteradas por ciertas situaciones conflictivas que van sucediendo a lo largo de la vida del adulto mayor como la jubilación, la pérdida de seres queridos o el diagnóstico de enfermedades crónicas. Las personas mayores se enfrentan a múltiples cambios y estresores, incluyendo situaciones de dependencia. A partir de los 65 años, las gratificaciones o recompensas que se recibían del entorno (económicas, sociales, familiares, interpersonales), disminuyen significativamente. De hecho, lo más probable es que durante esta etapa, hayan más pérdidas que ganancias. La soledad juega un papel importante en la depresión de personas en edad avanzada y se destaca que, hoy en día, hay un 28,9% de mujeres mayores de 65 años que viven solas frente al 14,1% de los hombres.

    La intervención de la depresión con personas en la Tercera Edad debe ir enfocada a reducir sus síntomas

    Respecto a los factores sociales, una de las dificultades que dificultan la detección precoz de este trastorno del estado de ánimo es la influencia de los estereotipos sociales y culturales sobre la vejez. Se señalan como personas frágiles, de ánimo triste, con poca actividad… Esta tendencia generalizada afecta a la visión de los propios profesionales que están en contacto con este grupo poblacional e influye en el mantenimiento de la propia autonomía, en la prevención de enfermedades, asumiendo que pueden ser síntomas típicos de este grupo de edad.

    La intervención de la depresión con personas en la Tercera Edad debe ir enfocada a reducir sus síntomas con las particularidades propias de esta población.

    La intervención más eficaz es la que combina la intervención farmacológica con la psicoterapia

    La psicoterapia más eficaz es la cognitivo-conductual, con la que se intenta la reestructuración cognitiva de pensamientos disfuncionales sobre el pasado, presente y futuro de la persona mayor. La revisión de vida centrada en aspectos positivos, logros y éxitos a lo largo del ciclo vital de la persona ha demostrado tener también eficacia. Por otra parte, la terapia de activación conductual para el tratamiento de depresión en adultos mayores, puede ayudar a la persona a aumentar la sensación de tener el control de su vida, trabajando áreas como:

    • La búsqueda de roles y el afrontamiento de pérdidas propias de la edad.
    • La satisfacción y el disfrute de actividades.
    • La búsqueda del sentido de vida.
    • Ideas o conductas suicidas.
    • Soledad y desesperanza.
    • Pérdidas significativas y duelos mal elaborados.
    • Mejora de autoestima y autoconcepto.
    • Relaciones sociales a través de sesiones familiares, grupos ocupacionales o talleres donde existan relaciones interpersonales.
    • Psicomotricidad y estimulación cognitiva.

    Para la prevención de la depresión, se recomiendan los programas de envejecimiento activo, donde la estimulación cognitiva, relajación y planificación de actividades placenteras, centradas en la activación y mantenimiento de las funciones físicas preservadas y en el bienestar psicológico, se convierten en pilares fundamentales para conservar la salud.

    El próximo 18 de junio, a las 19:00 se proporcionará una charla gratuíta sobre “Equilibrio emocional en la Tercera Edad” en el Centro Sociocultural El Ensanche, de Albacete capital, para familiares y personas que requieran más información sobre cómo mejorar los síntomas de esta enfermedad en personas mayores y para mejorar la comprensión de esta enfermedad clínica que tanto afecta a nuestra sociedad.