• “FaceApp”: ¿Cuánto vale tu privacidad?

    El Autor

    Ricardo Reolid

    Médico especialista en Medicina Familiar y Comunitaria. Doctor en Ciencias de la Salud

    Tus datos, tu privacidad, tiene un precio. Esta semana se ha hecho viral el uso de la aplicación FaceApp, colocándose en lo más alto del ranking de descargas para las dos principales plataformas de dispositivos móviles. Para quien no conozca su funcionamiento, esta app realizaba una estimación a través de una foto aportada de su usuario sobre cuál sería su aspecto físico con el paso de los años. A raíz de ello, las redes sociales se han inundado de imágenes de los usuarios, incluyendo a todas las celebrities, sobre cual sería su apariencia con el devenir de los años.

    FaceApp privacidad
    ¿FaceApp se cobra con tu privacidad?

    Días después, los principales medios nacionales han alertado sobre los riesgos de esta práctica, donde al aceptar los términos y condiciones de la citada aplicación, le autorizamos a recolectar fotos y vídeos generadas por el usuario, así como “otra información del comportamiento del medio de herramientas de análisis de terceros, cookies e identificadores de tu dispositivo para proveer contenido personalizado y publicidad”.

    A merced de los rusos

    El problema de esta carencia de protección de datos se basa en que FaceApp no ha actualizado su política de privacidad desde el año 2017, motivo por el los usuarios ven como sus datos quedan a merced de una app rusa y perdiendo el control de los mismos.

    #10yearchallenge

    En esta línea, otra moda que se convirtió en viral fue el #10yearchallenge, donde los usuarios también llenaron las redes sociales con sus imágenes en el pasado comparándolas con la actualidad. Esta práctica, tras su rápida propagación, posteriormente generó el debate sobre si realmente no tendría unos intereses ocultos para que empresas como Facebook pudieran perfeccionar sistemas de reconocimiento facial basándose en la inteligencia artificial a la hora de recolectar infinidad de datos de los usuarios, agrupándolos de una manera muy fácil bajo un #hashtag.

    Les abrimos nuestra puerta

    Estos son dos ejemplos sobre como el uso de las redes sociales y diversas aplicaciones, especialmente aquellas en las que nos ofrecen un servicio gratuito, en realidad no es tal. Cuando decidimos aceptar sus términos y condiciones, y no solo eso, sino dotarles de privilegios en la administración de nuestro smartphone, le permitimos tener acceso al micrófono, nuestra agenda, mensajes o galería, teniendo este servicio gratuito finalmente un alto precio.

    Por ello, la próxima vez que vayas a participar en el próximo reto viral, piensa primero: ¿es gratuito o lo que es gratuito es tu privacidad?

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