• Afrontar la incontinencia en esclerosis múltiple

    El Autor

    Adela Pérez López

    Asociación de Párkinson – CIRENC

    Las personas con Esclerosis Múltiple (EM), aparte de padecer síntomas variables como consecuencia de la enfermedad, suelen presentar problemas de incontinencia. Disfunciones vesico-intestinales, déficits en el sistema de cierre uretral intrínseco, alteraciones en el sistema de soporte uretral, disfunción en el sistema de estabilización lumbopélvica, provocando consecuencias como trastornos de continencia urinaria y fecal.

    Las personas con Esclerosis Múltiple (EM), aparte de padecer síntomas variables, suelen presentar problemas de incontinencia.

    A pesar de no implicar un pronóstico de gravedad, sí que dificultan el desarrollo normal de sus actividades de la vida diaria, sociales, familiares y de pareja, repercutiendo en un impacto negativo en la calidad de vida, ya que limita la autonomía de la persona afectada, reduciendo su autoestima.

    Dichos problemas aparecen en más del 75 por ciento de los pacientes con EM, siendo la incontinencia urinaria, por vejiga hiperactiva el síntoma más frecuente.

    Hablamos de vejiga hiperactiva cuando el músculo detrusor, provoca contracciones involuntarias (hiperreflexia) durante la fase de llenado, lo que produce una necesidad insidiosa y repentina de miccionar, que puede conducir a la pérdida involuntaria de orina, comúnmente: incontinencia urinaria.

    Las disfunciones intestinales suponen alrededor de un 50 por ciento de los casos, manifestando síntomas como el estreñimiento o la incontinencia fecal. La dependencia funcional de los pacientes con EM para desarrollar las actividades cotidianas tiene una correlación con el funcionamiento inadecuado de la musculatura del suelo pélvico, lo que enfatiza la importancia de estos músculos.

    Intervención y tratamiento

    ¿Cuál es la intervención o tratamiento ante estas alteraciones? Desde el ámbito de la fisioterapia se ayuda a paliar estos síntomas con el entrenamiento del suelo pélvico, terapias tales como el biofeedback, la neuromodulación del tibial posterior, técnicas manuales, ejercicios de kegel, control postural y entrenamiento de la musculatura implicada en el suelo pélvico (EMSP).

    Dicho entrenamiento activa la corteza frontal del cerebro, responsable del `reflejo voluntario de inhibición urinaria´ produciendo una mejora del control consciente de la micción.

    Recomendaciones para proteger el suelo pélvico:

    • Actividades de bajo impacto (pilates, natación, caminar).
    • Activación ligera, pero continua del transverso abdominal.
    • Trabajo del CORE
    • Fisioterapia hipopresiva

    Factores de riesgo a evitar:

    • Bebidas estimulantes, con cafeína, con gas o alcohol
    • Práctica deportiva de alto impacto
    • Obesidad
    • Tabaco

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