Cuando mi hijo tenía seis meses, estaba de guardia el doctor Juan Ríos Laorden, para mí, un pediatra único. Que lo atendiera él en aquella ocasión fue lo que le salvó la vida.
Ya han pasado 25 años y todavía me acuerdo. Le debo la vida de mi hijo, que es un auténtico superviviente. Hasta en treinta ocasiones tuvo que pasar por el quirófano por problemas de corazón. La verdad es que ya he perdido la cuenta. Creo que nunca es tarde para darle las gracias porque, en realidad, siempre le he estado agradecida.
Mila Martínez (Albacete)