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La albaceteña María Ángeles Cantos dejó de ser una paciente oncológica anónima cuando, en marzo de 2019, se armó de valor para denunciar, con otras compañeras de la asociación Acepain, la preocupante situación de las listas de espera. Hoy, dos años después, denuncia, de nuevo, que sigue inmersa en el ´bucle’. Más de 38.900 pacientes de Castilla-La Mancha ‘esperan’.
La albaceteña María Ángeles Cantos pone nombre y apellido a las cifras de las listas de espera
Antes de la pandemia, los pacientes oncológicos tenían serios problemas para llegar a tiempo a los especialistas y pruebas diagnósticas. Pero el COVID-19 no ha hecho sino empeorar una situación que ya era complicada de partida.
Así, después de las cirugías, la quimioterapia y la radioterapia, María Ángeles Cantos empezó con un tratamiento que, al afectar al calcio, requería el control del Servicio de Reumatología.
“El 1 de febrero de 2019 me vio el reumatólogo, y según informe, estaba a dos décimas de tener osteoporosis. Me mandó pastillas y me citó para 18 meses. Como no me llaman, se lo dije a mi médica de cabecera, la cual, indignada, me hizo un informe y puse una reclamación en atención al paciente. Me han contestado. Me dice el señor Ibrahim que vaya al médico de cabecera y me mande al reumatólogo 18 meses después de la última cita. Pero si han pasado 2 años y 7 meses”, se lamenta Cantos.
Esta paciente insiste en que ella es sólo un ejemplo de una situación, la de las listas de espera, que no deja de agravarse. De hecho, este mes de septiembre la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) advertía que los tiempos medios de espera para operarse en Castilla-La Mancha han aumentado 17 días desde el verano pasado, pasando de 269 a 286 días. Es el plazo más largo, con diferencia, entre todas las Comunidades Autónomas y casi dobla el plazo de espera que había antes de la pandemia en esta región: 163 días.
