• La buena noticia de la quinta ola en la región

    Baja la mortalidad mientras se disparan los contagios

    La quinta ola del coronavirus COVID-19 ha puesto en jaque a los centros de salud de Castilla-La Mancha; los contagios están disparados y la onda expansiva llega a hospitales y residencias, pero, aún así, la mortalidad ha bajado drásticamente. La Consejería de Sanidad calcula que Castilla-La Mancha ha reducido en el último mes un 160 por ciento la mortalidad por COVID-19.

    El gráfico muestra claramente cómo la quinta ola, si bien ha disparado los contagios en Castilla-La Mancha, no ha incrementado la mortalidad.

    La vacunación atenúa un contexto de transmisión comunitaria

    Si el año pasado Castilla-La Mancha cerraba julio con una incidencia de 16,8 casos, hoy supera los 400

    La mortalidad ha bajado en más de un 160%

    Castilla-La Mancha cerraba julio del año pasado con una incidencia acumulada a 14 días de 16,8 casos y 38 muertes, mientras despedía julio de 2021 con más de 400 casos de incidencia y 14 fallecimientos. En 2020, una ola con estos contagios, habría costado decenas de vidas semanales.

    Los datos no dejan lugar a dudas, los contagios están disparados, alentados por una población joven que ha aprovechado un verano sin apenas restricciones, pero también es cierto que en esta quinta ola, que llega con más de la mitad de la población de Castilla-La Mancha totalmente vacunada, no se traduce en la mortalidad y presión hospitalaria de las anteriores.

    Hay contagios entre personas vacunadas e incluso entre quienes pasaron el coronavirus y después accedieron a la pauta completa, pero la mayoría de los infectados presenta síntomas leves.

    Así, esta quinta embestida llega con el personal sanitario extenuado más que cansado, con una población también agotada, con numerosas incógnitas sobre el COVID-19 aún sin resolver y con multitud de contagios y confinamientos.

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    Castilla-La Mancha se enfrenta a una quinta ola en la que se disparan los contagios pero baja la mortalidad.

    Pero si en olas anteriores las muertes diarias se contaban por decenas, en la actualidad las víctimas semanales se cuentan con los dedos de una mano. Siguen siendo vidas y no números, de ahí la importancia de no bajar la guardia, pero también está claro que la vacunación está atenuando lo que, sin vacuna, hubiese sido una nueva catástrofe.

    La población debe mentalizarse para un invierno de distancia y mascarilla, ya que al coronavirus se sumarán la gripe y patologías propias de la época, pero este verano, aunque con más contagios, nada tiene que ver con las olas anteriores.

    Radiografía a la presión hospitalaria

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