• La soledad no elegida

    El Autor

    Rocío Goitia González

    Psicóloga colegiada del Colegio de la Psicología de Castilla-La Mancha

    Desde nuestro nacimiento, y a lo largo de las diferentes etapas del ciclo vital, el vínculo nos da existencia. No es solo una cuestión social sino algo existencial. Es el otro quien nos dice quiénes somos, cuando nos nombra, cuando nos mira y cuando nos acompaña en nuestra soledad.  El vínculo es imprescindible para el proceso de maduración. Es el vínculo que establecemos, primero con nuestros cuidadores primarios y luego con nuestro entorno el que nos permite generar los recursos necesarios para afrontar los diferentes retos de nuestra existencia, incluso aprender a estar en soledad.

    Fotograma de ‘El desierto rojo‘, película que retrata la soledad.

    Somos más felices cuando tenemos a alguien con quien compartir las dificultades

    Un apego seguro construido durante la infancia nos permitirá calmarnos con el otro, disfrutar del otro y también saber estar sin el otro cuando sea necesario.  

    Luego, a lo largo de nuestro caminar por la vida, somos más felices cuando tenemos a alguien con quien compartir las dificultades, las alegrías y un proyecto en común.

    Nuestra salud mental está muy relacionada con el doble ejercicio de saber estar con una misma, sentirse cómoda y segura, “sintonizar” con nuestro mundo interior y con nuestras emociones y, si es necesario, autocalmarnos; y por otro lado, salir de nosotras mismas y vincular con nuestro entorno: hacia dentro y hacia fuera. Cuando alguna de estas capacidades falla se produce una gran angustia, que nos trae sufrimiento y dificultades de adaptación: la persona entonces se vive en soledad.

    La soledad se ha convertido en uno de los problemas más relevantes en la actualidad, se considera actualmente un problema de salud pública que es necesario abordar.  Los cambios en nuestra manera de vivir y de relacionarnos, las nuevas tecnologías y la economía son algunos de los factores que influyen en el aumento de hogares de personas que viven solas y en el aumento de personas que se sienten solas, que no necesariamente van de la mano.

    No es lo mismo vivir en soledad que sentirse sola

    La soledad no es equivalente al aislamiento social y la falta de vínculos, vivir sola no significa vivir aislada socialmente, así como vivir acompañada no significa sentirse acompañada o vincular satisfactoriamente con el entorno.

    Según la encuesta nacional del INE (2020) un 26,1% de los hogares son unipersonales y de estos el 43,6% son mayores de 65 años. Llama la atención que el 70,9 % del grupo de mayores, son mujeres.  El 44,1% de las mujeres mayores de 85 viven solas, frente a un 24,2% de los hombres.

    Por grupo de edad son las mujeres mayores de 85 años las que mayoritariamente viven solas.

    Los jóvenes se sienten más solos que los mayores de 65 años

    El sondeo llevado a cabo hace unos días por la empresa 4dB para “El País” revela que cerca del 22% de la población se ha sentido muy o bastante sola en el último año.

    Sin embargo, este estudio también nos muestra algo muy importante: no es el grupo de mayores de 65 el que más solo se siente (solo el 12,9%), a pesar de ser el grupo que mayoritariamente vive solo, sino la franja comprendida entre los 18 y 24 años (el 37%). 

    Sentirse solo se refiere a un sentimiento subjetivo de falta de integración social, falta de conexión, de vínculos e incluso, sentimiento de exclusión social. Esa sensación de vacío interior que revelan muchos adolescentes y jóvenes en nuestras consultas de psicología y muy relacionada con los constantes “coqueteos” con la muerte: autolesiones, trastornos de la alimentación, intentos de suicidio…

    ¿Qué hacemos con la soledad?

    Abordar la cuestión del sentimiento de soledad en nuestro país, va mucho más allá de programar actividades para que nuestros mayores salgan de sus casas. Supone enseñar a nuestros niños y niñas y adolescentes a autocalmarse, a conectar consigo mismos, a desarrollar en ellos la capacidad de reflexión y de estar cómodos consigo mismos

    Ya Donald Winnicott, psiquiatra y pediatra inglés en su artículo La capacidad para estar solo (1958) habla de que dicha capacidad es uno de los signos de madurez en el desarrollo emocional, pues solo cuando conseguimos estar cómodos con nosotros y nosotras mismas entonces podemos vincular sanamente con los demás.  Aprender a enfrentar la angustia y la frustración de encontrarnos con nuestra soledad, nos permite reconciliarnos con nuestro sentimiento de unicidad, nuestras necesidades (entre ellas la de vinculación) y nuestros miedos.

    No depender de la mirada del otro

    Enseñar a nuestros niños y niñas y adolescentes a no depender de la mirada del otro (¡o de los likes en las redes sociales!) para conseguir la propia existencia, la identidad y la sensación de valía, los acompañará toda la vida y les permitirá disfrutar de la soledad y al mismo tiempo salir de sí mismos para vincular con el mundo de ahí fuera, deseante de conexión: relaciones de trabajo, vecinales, de amistad, de amor íntimo, filiales….

    El adolescente necesita aprender de la frustración, ir hacia adentro, enfrentarse con su propia sombra y conocerse profundamente; permitirse ser mirado, incluso juzgado y rechazado por el otro, para construir su propia identidad. Sobrevivir a la adolescencia significa conocerse por dentro y conectar con lo de fuera, sin vaciarse, sin perderse ni dentro ni fuera. Reconciliarse consigo mismo y con el mundo.  Soportar la angustia que la soledad genera.

    Debemos mantener nuestra red social vigente

    Como adultos jóvenes es importante esforzarnos por mantener nuestra red social vigente, porque es necesario alimentar nuestras relaciones sociales de la misma forma en la que alimentamos cada día nuestro Instagram o nuestro Facebook. Salir de nuestra zona de seguridad para conectar con el otro, rompiendo el miedo al rechazo, a la diferencia y, lo más inquietante, a la intimidad.

    Así, cuando niños, adolescentes y adultos jóvenes volvamos a alimentar nuestras redes y reconozcamos al otro como alguien vital para nuestro desarrollo, entonces los adultos mayores vivirán un poquito menos solos.

    Un comentario

    1. Muy interesante la nota. Especialmente en lo que tiene que ver con educación a niños y adolescentes pensando en la soledad del mañana. Desde Encontrarse.com estamos convocando una mesa de debate sobre la soledad (16/8) . En donde invitamos a profesionales a intercambiar opìniones sobre la problemática y a diferentes organizacioens a exponer que es lo que hacen desde sus organizaciones por la gente que padece la soledad. El objetivo es concientizar a más organizaciones sobre la problemática y compartir ideas que pueda cada uno aplicar en su organización.

      Gracias por incluir este tema en la sociedad.
      Sergio Naidich
      Fundador de Encontrarse

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