• “Carta para ti, que estás preparando el MIR”

    Esta es una carta dirigida a ti, sí, sí, a ti, a esa personita que lleva mentalizándose y preparándose para este momento durante casi todo un año; algunos incluso durante más tiempo. A ti y a todos esos compañeros que como tú, os enfrentáis muy pronto al “imponente” examen MIR.

    David Serrano, alumno de la Facultad de Medicina de Albacete, obtuvo el número 36 en el examen MIR de 2016.

     Para esos a los que ya no les quedan más colores en la gama de fluorescentes

    A todos aquellos luchadores que en este preciso momento se encuentran en sus sillas y sus mesas sumergidos entre una pila de manuales y diferentes papeles capaces de sepultar a cualquiera: esquemas, dibujos, resúmenes, resumen del resumen, burrapatos sobre una libreta que nadie menos tú entiende, etc.  A esos a los que ya no les quedan más colores en la gama de fluorescentes disponibles para resumir sus apuntes. Al que se inventó las reglas nemotécnicas más enrevesadas del mundo, pero que al fin y al cabo, a él le servían para entenderse.

    A los que ya no recuerdan de qué color era esa pared o aquel mueble que tienen completamente empapelado de post-its. A los que se levantan bien temprano por la mañana con el único propósito en mente de estudiar, de entrenar, de saber, y nada más (y nada menos).

    También a los que les dan las tantas en el ordenador repasando la última novedad de aquel tratamiento o de aquella enfermedad que, maldita sea, ya se me ha vuelto a olvidar. A los que se cruzan media ciudad andando o en el autobús cada sábado, sí, sí, he dicho sábado, para seguir mejorando su formación. A los que cogen el  coche, el tren o el autobús cada día para ir a clase.

    Un manojo de nervios

    Y a los que se tuvieron que marchar a cientos de kilómetros de sus casas y familias con el único fin de invertir en sus  sueños. Al primero que le da los buenos días al bibliotecario cuando abre y el último que se despide cuando cierran la biblioteca.  A todos aquellos que ahora mismo son un manojo de nervios. A esos, afortunados donde los haya, que son capaces de templar sus nervios e inquietudes ante cualquier escenario. A los que creen que lo han olvidado todo y no se acuerdan de nada; creedme que tanto vosotros como yo sabemos muy bien que eso, no es verdad. A los humildes, para que sigáis así, como Iniestas de nuestras vidas.

    Esta carta va dirigida a ti y a todos esos compañeros que como tú estáis preparando el “imponente” examen MIR, apurando los últimos días.

    A los que sacaron tiempo de donde no lo había

    Y a los que van de sobrados, ¿por qué no? por darle también algo de juego a todo esto. A todos los que el simulacro les genera más tensión que el propio incendio. Incluso a aquellos que siempre dicen que van a suspender y luego lo terminan clavando (yo también los odio, sí, pero de buen rollo, eh) A toda la gente que no pudo ir a ver a aquella película aquel día, ni a aquel concierto, o tuvo que hacer malabares para poder ir a aquella boda.

    Los futuros médicos de este país

    A esos que tuvieron que celebrar su cumpleaños mientras estudiaban cómo clasificar el cáncer de pulmón o haciéndose resúmenes de las glomerulonefritis. Los que sacaron tiempo de donde no lo había para no descuidar a su gente ni sus hobbies. Para todos aquellos que se encuentran en esos momentos de incertidumbre y nervios por los que ahora hace un año que pase yo. También a la gente para la que el sábado se termina todo.  A la gente para la que el sábado comienza todo.  A todos aquellos que un día empezaron este camino con una ilusión y que cada día no dejan de esforzarse por llegar hasta el final, por muy duro que pueda hacerse en algunas ocasiones. En definitiva,  esta es una carta dirigida a todos mis futuros compañeros de profesión, a los futuros médicos de este país.

    No lo hace cualquiera, ni tampoco lo aguanta cualquiera

    Lo único que puedo deciros es ¡BRAVO!, lo que habéis hecho hasta ahora es digno de admiración, no solo mía, ni de vuestras familias y amigos, sino de todo el mundo. No lo hace cualquiera, ni tampoco lo aguanta cualquiera. Todo esto lleva mucho esfuerzo y sacrificio, tiene muchísimo trabajo detrás, muchísimas horas que nadie ve, y que no siempre se ven reconocidos ni recompensados; es por eso que me he tomado la libertad de escribiros esta carta, en primer lugar para intentar daros algo de ánimo en estas fechas, y en segundo lugar, como homenaje a todos y a cada uno de vosotros, porque por muy duro que pueda hacerse el camino, por muy malos que puedan ser algunos días, por mucha presión que sintáis en estos momentos, no os olvidéis de que todo lo que estáis haciendo ahora MERECE LA PENA, no lo dudéis.

    Esta carta va dirigida a ti y a todos esos compañeros que como tú estáis preparando el “imponente” examen MIR, apurando los últimos días.

    La suerte es aquello que ocurre cuando preparación y oportunidad coinciden en un mismo momento y lugar

    Me gustaría decir también que esta carta también va dirigida a los familiares, parejas y amigos de cada uno de estos espartanos; dadles las gracias una y un millón de veces (seguirán siendo pocas); porque vuestro camino ha sido exigente, sí; pero todo lo que ellos han aguantado con vosotros durante este tiempo y todo lo que hacen por apoyarnos siempre, por muy bueno o malo que sea el momento, es impagable. No lo olvidéis ni dejéis de agradecérselo nunca.

    Seguramente durante estos días escuchéis en muchos momentos que la gente, en su intento de ayudar, os deseará “suerte” y vosotros penséis que ojalá fuese tan fácil como eso. Pues dejadme que os diga una cosa; alguien dijo alguna vez que la suerte es aquello que ocurre cuando preparación y oportunidad coinciden en un mismo momento y lugar. Vosotros ya estáis preparados, lleváis no meses, sino años llenos de esfuerzo y superación para ello; ahora se acerca la oportunidad, el sábado la tendréis; sólo se trata de salir allí y aprovecharla.

    Una carrera de resistencia

    Ahora mismo te escribo estas palabras desde la otra punta de España, donde yo, que me encontraba en la misma situación que tú el año pasado, que tenía las mismas dudas y muchas de las mismas sensaciones que ahora tienes tú, me fui persiguiendo una ilusión. Todos tenéis la vuestra propia, y si no ya la tendréis tarde o temprano, paciencia. Aferraos a ella durante estos días, cuidarla, protegerla y no dejéis que nada ni nadie os la quite, por muy duras que sean las cosas; porque esa será vuestra mejor aliada en esta recta final que os espera.

    El MIR no es otra cosa que una carrera de resistencia, algo así como una maratón. Ya tenéis hecho gran parte del recorrido, sólo falta llegar a la meta, prácticamente está ahí, ya podéis verla, solo tenéis que animaros a cruzarla, ¡Ánimo!

    Con este mensaje sólo he querido intentar transmitiros un poco más de fuerzas para estos últimos días. Espero haberlo logrado, y aunque sólo sea si esto sirve para conseguir una pequeña sonrisa a alguno de vosotros en estas horas de nervios o algún “eso también lo he hecho yo, también me ha pasado, no soy yo el único loco”, ya me doy por satisfecho.

    Esta carta va dirigida a ti y a todos esos compañeros que como tú estáis preparando el “imponente” examen MIR, apurando los últimos días.

    Nadie saldrá encantado de la vida

    PD: Una vez que hayas hecho tu última marquita en ese dichoso papel, vas a tener la sensación más extraña de tu vida, te lo aseguro. Nadie saldrá de allí encantado de la vida con su examen ni tampoco con la moral por los suelos; igual que hemos ido saliendo durante todos estos años pasados. Intenta desconectar de todo y disfruta del momento con los tuyos, os lo merecéis, tanto tú como ellos. Así que no pierdas el tiempo en compararte, en pensar cuál sería la respuesta a aquella maldita imagen donde tú no veías absolutamente nada (ni tú ni casi nadie tampoco) o en hacer cábalas. Trata de ser paciente, aunque esto sea más fácil de decir que de hacer, y tranquilo, que los resultados llegarán, el Ministerio no va a perder tus documentos por el camino.

    Sólo es un examen

    Sean los resultados cualesquiera que sean, no olvides nunca que esto sólo es un examen, algo tan simple como treinta y pico folios y un papel para hacer algo más de doscientas marquitas, tan solo eso, docientas treinta y cinco marquitas exactamente. Así que si al final de toda esta odisea tienes un buen resultado, y con esto no me estoy refiriendo a quedar el número uno, ni entre los 100 primeros puestos, ni siquiera entre los 5000 primeros puestos, sino que obtienes aquello que querías, aquello por lo que has estado luchando todo este tiempo, mi más sincera enhorabuena, no me cabe duda de que te lo tienes bien ganado, trata de aprovecharlo lo mejor que puedas, te lo mereces.

    No es el fin del mundo

    Si por el contrario no es todo lo bueno que habías esperado, solo decirte que lo medites con calma, España está llena de sitios chulos, de grandes hospitales y profesionales, y de especialidades que puede que no te hayan llamado nunca antes la atención, pero que pueden ser tan buenos o incluso mejores que los que tú te habías propuesto en un principio. No es el fin del mundo, y tampoco dejes que lo sea para ti.

    Esta carta va dirigida a ti y a todos esos compañeros que como tú estáis preparando el “imponente” examen MIR, apurando los últimos días.

    Sed buenas personas

    Y por último, en el peor de los casos, si no hay nada que te termine de agradar, siempre tendrás la opción de presentarte en otro momento. Así que en definitiva, en cualquiera de las tres situaciones, es muy probable que salgáis ganando al final de todo. Algunos de estos caminos son más cortos y llevaderos, otros son más largos y tediosos, pero sólo se trata de que lleguéis al destino final en el que acaban todos, que no es otro que el de tratar de ser felices haciendo el oficio que para mí significa el más bonito y satisfacotrio del mundo, que no es otro que el de intentar ayudar a la gente.

    Tratad, ante todo, de ser buenas personas y ¡que la fuerza os acompañe! XD

    Con afecto, David.

    PD2: Dedicado a mi familia, a Juanan, a Víctor y a Odette; porque sin nuestros momentos juntos, nuestras conversaciones, nuestras chorradas y nuestros paseos hasta el Altozano nada sería lo mismo ni mi camino se hubiese hecho tan ameno.