
Con su jubilación, Manuel Belmonte cierra capítulo en una clínica por la que han pasado tres generaciones de médicos y más de 120.000 pacientes
El 30 de noviembre de 2023, el oftalmólogo Manuel Belmonte Useros verá a su último paciente y cerrará la puerta de una clínica, con más de un siglo de historia en Albacete, por la que han pasado tres generaciones de médicos y más de 120.000 pacientes. Después de 45 años de trabajo, próximo a cumplir los 73, el Dr Belmonte Useros se irá con «una pena horrible», pero no vio crecer a sus hijos y no quiere que le pase lo mismo con sus cinco nietos.
📷 Josema Moreno ✒ DC

La Clínica Belmonte abrió en 1920
El apellido Belmonte forma parte de la historia de la Oftalmología y no sólo en Albacete, donde tres generaciones han hecho de la clínica de Teodoro Camino una institución. Como especialistas en ‘ojos’, los herederos de Nicolás Belmonte Dumont, el primero de la saga, dejaron huella, tanto en La Mancha como en Valladolid y en Alicante. Además, por la clínica de Albacete han pasado pacientes de todos los rincones del país.
Todo empezó con Nicolás Belmonte Dumont, quien se formó como médico en Madrid, especializándose en Oftalmología con el Dr Márquez, otra institución. En 1906 abrió su propia consulta en la calle Ancha de Albacete, en su casa.
Finalmente, en 1920, aquel primer Belmonte oftalmólogo abrió la clínica albaceteña en la calle Teodoro Camino, donde sigue hoy, solo que en la actualidad se ubica en un moderno edificio. Padre de familia numerosa, tres de los hijos serían oftalmólogos. Y el que se salió del guion, el arquitecto, también destacaría, puesto que hoy da nombre al Estadio Carlos Belmonte de Albacete.
La segunda generación
Aquellos tres oftalmólogos, que se enfrentaron a las miserias de Albacete después de la Guerra Civil, acabarían: uno en Alicante, otro en Valladolid, como catedrático, y Manuel seguiría al frente de la clínica en una época en la que los pacientes hacían colas que daban la vuelta a la calle.
Aquel Manuel, una institución en Albacete, sería padre de la primera mujer alcaldesa de la ciudad, Carmina Belmonte; de la soprano Elisa; de Pilar, profesora de Bellas Artes; de José Pablo, agricultor, y de Manuel, su segundo hijo, el que daría pie a la tercera generación de oftalmólogos, el último de la saga, de momento.

¿Habrá una quinta generación?
Y es que con el cierre de la clínica, nadie sabe si el único oftalmólogo que queda de los Belmonte pone punto final o seguido, porque, si bien sus tres hijos no han seguido sus pasos, tiene cinco nietos a los que trasladará como abuelo todas sus pasiones. Sólo su hija Lucía, cuyo nombre no es fruto del azar sino de la Patrona de quienes sufren enfermedades oculares, ha seguido los pasos de la familia, ya que es óptica-optometrista.
Ahora ‘Don Manuel’ cierra la Clínica Belmonte y un sinfín de recuerdos, muchos de ellos de su padre, que murió sin poder disfrutar la jubilación, con 64 años, y sin saber tampoco qué eran unas vacaciones. También añorará a muchos de esos más de 120.000 pacientes que acumula en fichas, ya que ha sido el oftalmólogo de familias enteras y generaciones.
Echa el cerrojo a la Clínica Belmonte, que inició su andadura en 1920, en la calle Teodoro Camino, y con ella cierra también una parte de la historia de Albacete.
Presente y pasado




- Donación a Stop Ceguera. La Clínica Belmonte ha sido siempre un centro privado, pero, con recursos o sin ellos, se atendía a todo el que llamara a la puerta. Así, con ese espíritu solidario, el aparataje que ha funcionado hasta ahora se donará a la ONG Stop Ceguera. El resto del material es propio de un museo.

El ciego que recuperó la vista
Más de cuatro décadas dan para muchos y buenos recuerdos, pero el Dr Belmonte no olvidará nunca a un paciente de un pueblo de Ciudad Real, de Pedro Muñoz, que llegó a la clínica siendo el ciego del municipio, con glaucoma y cataratas, y acabó viendo. El regreso al pueblo fue un acontecimiento. El ciego volvió saludando a cada vecino. Desde entonces, el desfile de pacientes de Pedro Muñoz hasta Albacete, en busca del milagro, fue constante.
Manuel Belmonte ha sido y es un hombre imponente, con su bigote, su semblante serio y su más de 1,90 de estatura, aunque ahora asegure que el tiempo lo ha menguado. Sin embargo, para el paciente siempre ha resultado cercano y tranquilizador. Se ganaba la confianza de quien transmite su saber y experiencia.
La vieja Clínica Belmonte, que llegó a tener quirófano y habitaciones para hospitalizar, hoy es un moderno edificio de pisos. En una planta, decorada con el aparataje de antaño y un sinfín de cuadros con una sola temática, la oftalmología, ha ejercido Manuel Belmonte los últimos años.

Martínez Moratalla y Zaragoza
Se despide un oftalmólogo que casi no lo es por culpa de las Matemáticas. Alumno del famoso ‘Menos Uno’ de Albacete, cuando llegó a la Facultad de Medicina de Valladolid, donde su tío era catedrático de Oftalmología, vio que los números iban a acabar con él. Fue otro médico muy conocido, el ginecólogo José Manuel Martínez Moratalla, quien le aconsejó terminar en Zaragoza, donde la dichosa asignatura no era un obstáculo. Así logró acabar Medicina; regresar en 1978 a Albacete y especializarse en Murcia con los doctores Alemán.
Este jueves, 30 de noviembre, cierra la clínica y Manuel Belmonte Useros, el hijo y el nieto del oftalmólogo, el hermano de la alcaldesa, el sobrino del arquitecto y el hijo de Carmina, se jubila. Pero serán sus cinco nietos quienes decidan en el futuro si es el final de una saga o si simplemente habrá un salto de generación.
Hemeroteca
Un merecido descanso,después de una vida oftalmológica,tan fructífera.
Ahora disfrutar de los nietos y la familia.abrazos.
Isabel Madrona y José María García.