• Rosa: más allá de la belleza

    El Autor

    Dr. Alejandro Santiago González

    Conservador del Jardín Botánico de Castilla-La Mancha

    www.jardinbotanico-clm.com 

    Cumpliendo las premisas del refranero español, los vientos de marzo y las lluvias de abril hermosean a mayo, que se engalana con la copiosa floración de la rosa, quedando esta coronada como la reina de los jardines mediterráneos.

    rosaSi bien el linaje del género botánico Rosa agrupa unas noventa especies silvestres, el número de variedades y cultivares, tiende a infinito y crece cada día con nuevas creaciones del ser humano. No en vano, desde la China milenaria, pasando por Oriente Próximo, (de donde se cree que procede en termino rosa) todas las civilizaciones han cultivado, domesticado y cruzado estas rosas para la obtención del más difícil todavía y el acomodo de esta hermosa flor a los cánones de belleza dictados por sus modas.

    La flor que hoy se entrega en prenda se parece a una rosa original como un huevo a una castaña

    Tanto es así, que aún a riesgo de enfadar a San Valentín, Cupido, Venus, Eros, Afrodita… e incluso si me apuran de enfadar hasta a San Jordi con su espada y su dragón, cuando los modernos amantes regalan, en gesto de amor sincero, una rosa a su respectivo o respectiva, la flor que entregan en prenda se parece a una rosa original como un huevo a una castaña.

    Lo que hoy conoce el común de los mortales como rosa, solo es alguna variación del artificio obtenido mediante cruces por Jean-Baptiste Guillot en 1867. La flor obtenida por dicho florista francés, llamada como no podía ser de otra manera “La France”, inaugura lo que se ha dado en llamar rosales modernos o híbridos de té, quedando denominados como rosales antiguos todos los cultivares obtenidos con anterioridad a esa fecha.

    En tiempos remotos, el agua destilada de los pétalos de rosa gozó de gran fama por sus propiedades medicinales

    De interés medicinal solamente encontramos rosales silvestres (creaciones de la madre naturaleza) y antiguos (creaciones humanas anteriores a 1867). En tiempos remotos, el agua destilada de los pétalos de rosa gozó de gran fama por sus propiedades medicinales, tanto que era aceptada como las joyas y los metales preciosos en el pago de tributos. Se me ocurre que quizás a esta forma de pagar los impuestos con pétalos de rosa se deba la expresión irse de rositas…

    El caso es que de las rosas antiguas más apreciadas en medicina occidental podemos destacar: la rosa castellana (Rosa gallica), la rosa romana (Rosa centifolia), y el rosal de Alejandría o damasquino (Rosa damascena). De esta última se dice que procede de una mezcla obtenida con una rosa francesa y una siria sobre 1250, por el caballero cruzado Robert de Brie y su perfume es de tal calidad que aún hoy en día es la más utilizada por los perfumistas. Incongruencias de nuestros tiempos, nuestra vista identifica como rosa una flor del siglo diecinueve y nuestra nariz una del siglo trece y ninguna es realmente una rosa…

    De las rosas antiguas más apreciadas destacan la castellana Rosa gallica, la romana Rosa centifolia, y el rosal de Alejandría o damasquino Rosa damascena

    De entre las naturales o silvestres, destaca Dioscorides al cynorrhodon de los griegos o Rosa canina, llamada así por la forma de colmillo perruno que tienen sus espinas y cuyo fruto, el escaramujo recibe el nombre común de tapaculo. Es este nombre, tapaculo, el que nos da la clave de su verdadera utilidad. Pues a pesar de la declaración Laguna, célebre médico del siglo dieciséis, que define a la rosa como “la más saludable y católica medicina de cuantas Dios crió para el uso de los hombres”, su contenido en taninos la hace muy útil como astringente para cortar diarreas o como dice su nombre para tapar culos, pero solo para eso.

    Está en la naturaleza del ser humano tomar las cosas por lo que le parecen creando verdades inamovibles de la ignorancia más absoluta, en lugar de dedicar su intelecto a descifrar lo que realmente son.