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La Asociación Castellano-Manchega de Neuropsiquiatría y Salud Mental insiste sobre las “largas listas de espera”
El 10 de octubre se conmemora el Día Mundial de Salud Mental bajo el lema “Salud Mental, Salud Mundial, Un Derecho Universal” y Castilla-La Mancha se suma. No obstante, a pesar de los planes y estrategias para garantizar el derecho universal a la Salud Mental, la realidad es que “hay un aumento del sufrimiento psíquico en todas las franjas de edad en nuestra sociedad y un descontento importante de las personas con problemas mentales y sus familias ante las largas listas de espera”.
Los profesionales, sin tiempo
Así lo pone de manifiesto la Asociación de Neuropsiquiatría y Salud Mental (AEN-PSM) de Castilla-La Mancha, que insiste en un comunicado en “la dificultad en muchos casos de recibir el tratamiento más indicado, así como la utilización de medidas coercitivas sin su consentimiento”.
A esta situación, “se une el descontento de los profesionales de la Salud Mental, precisamente presionados por las listas de espera, y con tiempos insuficientes en muchas ocasiones para realizar el trabajo clínico que consideran más indicado, así como dificultades o imposibilidad de realizar un trabajo de coordinación, en red, trabajo preventivo”, detallan desde la asociación.
La respuesta a esta mala situación, en opinión de los profesionales, no solo puede ser el aumento de los recursos sanitarios, sociosanitarios o educativos, sino, por un lado, garantizar una práctica clínica basada en la humanización de la asistencia, y a la vez, retomar aspectos estancados o perdidos de la práctica comunitaria, poner el énfasis en los determinantes sociales que influyen en la salud en general, y específicamente en la enfermedad mental, y tener presentes qué intervenciones políticas, sociales y ambientales, pueden mejorar la Salud Mental de la población.
En este contexto la AEN-PSM plantea la necesidad de una Salud Mental más allá de la clínica:
- Que garantice intervenciones especializadas centradas en la persona, y que tenga en cuenta una visión del trabajo en red que supere los límites de las distintas administraciones.
- Fomente y procure medidas alternativas frente a medidas coercitivas de cualquier índole, con políticas claras para disminución de las contenciones.
- Que fomente la revisión y la búsqueda de alternativas comunitarias a circuitos de psiquiatrización residencial, que en ocasiones resultan permanentes para la persona.
Una atención de calidad y asequible
- Para que todo el mundo pueda recibir una Salud Mental de calidad y asequible, en ambientes de libertad y dignidad, incluido el derecho de elección; y que los derechos humanos y el bienestar de las personas con enfermedades mentales sean respetados, en especial las personas vulnerables como los niños, las minorías y las personas emigrantes.
- Que propicie la participación y la aportación directa de las personas con problemas de salud mental, recogiendo su experiencia, sus necesidades y sus propuestas. Y la búsqueda de la participación a todos los niveles (pacientes, familias, profesionales y ciudadanía en general).
- Con acciones en torno a la vivienda, el empleo o los cuidados colectivos, fomentando la creación y sostenimiento de lazos sociales, tendiendo a una comunidad organizada como una red de apoyo, como un tejido social.
- Propiciar acciones contra el estigma social y la discriminación, que son obstáculos a superar para mejorar la Salud Mental.
- Para ello, es imprescindible revisar las necesidades reales de recursos sanitarios, socio-sanitarios y educativos, crear normativas que fomenten y posibiliten el trabajo comunitario y en red, e incluir en las estrategias de vigilancia epidemiológica, información sobre condiciones sociales y las desigualdades que inciden en la salud con medición individual y poblacional.
