• El desamparo de los jóvenes en Salud Mental

    El Colegio de la Psicología de Castilla-La Mancha ya ha advertido que la salud mental de los jóvenes se llevó la peor parte del confinamiento, hasta el punto de tener que crear una guía para la ansiedad, pero el caso es que Castilla-La Mancha se enfrenta a esta pandemia sin recursos suficientes y con lista de espera para lo que no admite demora.

    Sólo existe un dispositivo con ingreso hospitalario en todo el Sescam, el resto de los recursos para jóvenes y adolescentes son ambulatorios

    La pandemia y el confinamiento han agravado patologías de Salud Mental que ya estaban latentes, pero la realidad es que en toda Castilla-La Mancha sólo Ciudad Real cuenta con hospitalización para adolescentes y jóvenes, el resto de la región dispone únicamente de tratamientos ambulatorios.

    En este contexto, el de la falta de recursos, las listas de espera y el sufrimiento de los jóvenes y los adolescentes, los padres ven con impotencia que no saben cómo abordar una situación que les supera. Además, la consulta de un psicólogo en la sanidad privada ronda los 60 euros y la de un psiquiatra puede superar los 80 euros.

    Las continuas visitas a Urgencias acaban por medicalizar una situación que necesita respuestas urgentes a corto y largo plazo, como han llamado la atención en numerosas ocasiones desde la Asociación de Neuropsiquiatría y Salud Mental de Castilla-La Mancha (AEN-PSM).

    Deterioro

    Así, la AEN-PSM ya advertía el año pasado de un cambio. “En nuestra Comunidad Autónoma existe una red de dispositivos de Salud Mental de Infancia y Adolescencia y de Adultos bien implantada en las diferentes áreas sanitarias”, pero que, sin embargo, a juicio de esta asociación, “paulatinamente ha ido sufriendo un deterioro y un cambio en su funcionamiento”.

    La hija de Pedro está mejorando, pero aún recuerda la espera para poder ingresar en Ciudad Real y la angustia de los viajes desde Albacete. Otros padres están agotados de ir y venir desde los pueblos a los ingresos ambulatorios y la mayoría paga recursos privados para compensar.

    Esta situación ha llevado a las familias a unirse en torno a asociaciones como Alienta, centrada en trastornos de la alimentación, o a tratar de compartir experiencias para buscar soluciones, como es el caso de María, que ha abierto la dirección de correo padresunidos08@gmail.com para recabar apoyos.

    El testimonio de una madre

    En el caso de María, su hija se ha vuelto agresiva, con ella y con quienes la rodean, ha dejado los estudios y pasa de la euforia a no poder ni levantarse de la cama durante días.

    “En el 2020, las violencia doméstica aumentaba, las agresiones físicas contra mi persona eran más frecuentes, hasta que tuve que llamar la Policía y finalmente presentar una denuncia en la Fiscalía de Menores”, relata esta madre en una carta remitida a Diario Sanitario.

    Pero ha pasado el tiempo y la situación de esta familia sigue igual o peor. “Desde 2022 mi hija ha perdido el interés por cualquier cosa, como estudiar o relacionarse con otros jóvenes de su edad. (…) Hablamos con la médica de cabecera para derivarla a Psiquiatría. La lista de espera es interminable”.

    La petición

    “Escribo como madre desesperada que lleva años buscando ayuda para mi hija. Sé de muchos padres que tienen los mismos problemas o aún más graves. No nos sentimos escuchados, ni apoyados, ni ayudados. Sólo pedimos más sensibilidad y empatía para tratar con las mentes de estos futuros adultos, porque ellos también necesitan salir de este sufrimiento y tener una vida normal y equilibrada. Invito a todos los padres que han tenido y tienen la mismas dificultades a romper el silencio y escribirme a padresunidos08@gmail.com”, pide esta madre.

    Un comentario

    1. Isidoro Jiménez Rodríguez

      ¿Y si no fuera cuestión de más psicólogos o psiquiatras?

      Sin poner en duda o cuestionar el problema que supone la atención a la salud mental de los jóvenes y las difíciles situaciones que se plantean a nivel familiar, creo que no debemos desvincular tal situación al alarmante nivel de medicalización de nuestra sanidad. En este caso, psiquiatralizar y psicologizar, entiendo que no deja de ser menos perverso.
      Dejar de considerar que una buena parte de los problemas que abarca la psicología o la psiquiatria, tienen un componente fundamentalmente social, es negar algo evidente y de puro sentido común. Sin abordar tales raíces nunca se conseguirá dar una solución real a infinidad de casos.
      Y tales situaciones sociales y/o relacionadas con el cuidado y auto cuidado del paciente, no se pueden abordar desde los corporativismo rancio, que representa la medicina, ni desde el incipiente corporativismo de la psicología. Más psiquiatras o psicólogos, solo conseguirán catalogar y dificultar el acceso a los recursos. Disparar listas de espera en el sector público para favorecer el negocio sanitario (privado).
      Por supuesto, no estoy de acuerdo con las apreciaciones del referido colegio de psicólogos, o de la autodenominada aen-psm. Todos los recursos, también los sanitarios, deben tener unos límites. No se trata de un deterioro o “un cambio de funcionamiento”, como advierten los últimos. A modo de ejemplo, España se encuentra entre los países mejor dotados de galenos del mundo occidental. Otra cosa es que se controle mínimamente su labor, y por personas ajenas a dicha profesión; o que estos, o al menos muchos de ellos, obren a su entera voluntad, sin control de ningún tipo.
      Trivialiazar y mercantilizar con la impotencia y la angustia de los padres de estos jóvenes, me parece inmoral.
      Y para los que no compartan mis modestos puntos de vista… les invito a que sigan buscando “empatía” y “escucha” en los (peseteros) médicos y psicólogos.

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