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Castilla-La Mancha se enfrenta, en más del 89% de los casos de coronavirus detectados, a la conocida como variante británica, considerada más grave y letal pero que tiene un escaso efecto sobre la inmunidad. Así, la solución a este cambio de escenario, responsable de las mayoría de las muertes de la cuarta ola, es la mascarilla, la distancia social y, sobre todo, la vacunación.
La cepa británica no escapa ni a la vacunación ni a la mascarilla
Si en enero Castilla-La Mancha sólo había detectado 14 casos de la cepa británica entre los cientos de contagios diarios, hoy es la variante prevalente, responsable del 89,9% de los contagios.
El problema de B.1.1.7., la cepa británica, es que resulta más contagiosa y desencadena un “posible” incremento de la gravedad y la letalidad. Pero, según los últimos informes del Ministerio de Sanidad, “tiene un escaso efecto sobre la inmunidad previa”.
Entra dentro de las variantes de mayor impacto para la salud pública (VOC), que son aquellas más transmisibles, más virulentas o que pueden escapar al efecto de los anticuerpos adquiridos tras infección natural o vacunación con variantes previas. Actualmente, se considera que las VOC son tres: B.1.1.7 (británica), B.1.351 (sudafricana) y P.1 (brasileña).
No obstante, la británica no escapa a las vacunas. Es más, la prestigiosa viróloga Margarita del Val afirmaba recientemente que, de momento, no hay variante a la que no frene la vacunación.
En este contexto, Castilla-La Mancha debe hacer frente a la variante británica con mascarilla, distancia social y vacunación, medidas de demostrada eficacia.
La variante India: B.1.617
Presente en España, pero sin detectar en Castilla-La Mancha, una de las variantes más preocupantes es la India. Y es que el Ministerio de Sanidad advierte de “mutaciones compatibles con posible escape a la inmunidad y con moderado aumento de transmisibilidad”.
