• Mi experiencia como ingresado por coronavirus

    El Autor

    Paco Villaescusa

    Periodista deportivo

    Como algunos sabéis, he estado ingresado en el Hospital de Albacete a causa de una neumonía en ambos pulmones, secuelas del maldito coronavirus que previamente había superado en casa. He dejado pasar unos días antes de escribir nada por dos cuestiones, por evitar el halago excesivo y porque no quería expresarme cegado por la ira (que conduce al lado oscuro de la Fuerza). De forma muy escueta os voy a narrar lo sucedido desde los cuatro actores que reconozco en esta obra: los enfermos, los sanitarios, el equipamiento médico y los mentirosos.

    Villaescusa paciente coronavirus

    Los enfermos

    Llegué a urgencias el pasado viernes por la mañana tras ser informado por mi médico de cabecera sobre un diagnóstico de neumonía bilateral. Tras la exploración inicial, la joven doctora que me atiende me dice que me tengo que quedar ingresado pero que no hay camas, que puedo estar en espera 3 horas, 13 horas ó 30 horas, dependiendo de las altas que se fuesen produciendo. Así que me acomodo en un pasillo y comienzo a esperar durante el resto de la jornada del viernes.

    Por mi naturaleza curiosa y por la propia condición de mi profesión periodística, procedo a comenzar el “interrogatorio” a otros enfermos y personal médico. ¿Cuánto tiempo llevas aquí? ¿Qué te han dicho? ¿Cómo lo lleváis? ¿Tenéis material suficiente? ¿Cuántos sanitarios han enfermado? ¿Cómo pasáis las noches? ¿Es cierto que la gente duerme en el suelo por los pasillos?

    La situación era la siguiente: decenas de enfermos por los pasillos de urgencias (algunos de ellos de avanzada edad y ciertamente desorientados), nerviosismo creciente tornando a preocupación máxima, toses, fiebres, visitas al baño, incomodidad y la sensación de que los sanitarios estaban desbordados. La noche (o las noches próximas) se antojaban apocalípticas. En mi caso concreto, esa madrugada pasé a planta y tres días después recibí el alta.

    Villaescusa paciente coronavirus

    El personal sanitario

    Los médicos, enfermeros, auxiliares, celadores y personal de limpieza tuvieron un comportamiento extraordinario, mucho más allá de lo que marca su sueldo. Cada poco tiempo aparecía alguien por el pasillo ofreciendo agua, zumos, yogures, mini-bocadillos, toallas y todo aquello que estuviera en su mano, buscando el mayor confort de los allí presentes.

    Con independencia de los parámetros médicos (pruebas, diagnóstico y tratamiento), me emociono cuando recuerdo la amabilidad, comprensión, cariño, delicadeza y ternura con la que fuimos atendidos. No encuentro suficientes palabras para mostrar todo mi agradecimiento. Tengo selladas en mi memoria sus caras de agotamiento, su intención de querer hacer más a pesar de las limitaciones de la situación

    Equipamiento sanitario

    No había camas para todos. Según confesión de los propios sanitarios, el material de protección utilizado por ellos era escaso en número y de baja calidad, tanto es así que han caído enfermos multitud de personal sanitario del Hospital de Albacete. Se anunciaba la instalación de nuevas camas en la Facultad de Medicina pero algunos médicos me informaban de que “eso no vale, son camastros sin el equipamiento mínimo necesario para atender a los pacientes, no se pueden utilizar porque vienen sin respiradores, conductos de oxígeno, goteros y otras prestaciones mínimas, sólo ha servido para hacerse algunas fotos y quedar bien”.

    Los mentirosos

    Países supuestamente mucho más avanzados que el nuestro (Alemania o Francia, por ejemplo) también están sufriendo esta pandemia que nadie se esperaba, con independencia de la ideología política de cada uno. Nos ha embestido el toro y hay que darle capotazos entre todos como buenamente podamos. Hasta aquí, apoyo y comprensión para los que deciden, no me cabe duda de que su intención es la mejor.

    Ahora bien, me joden los mentirosos. No puede salir un tipo (o dos) por la tele diciendo que todos los enfermos se encuentran perfectamente atendidos en sus camas, que no hay esperas, que el material es el correcto y suficiente en número. Las mentiras tienen las patas muy cortas y las fotos, vídeos, informaciones y declaraciones emanadas desde los profesionales del propio Hospital han desenmascarado a alguno que nunca jamás debería ocupar cargo público alguno.

    Era sencillo: “Estimados ciudadanos, nadie esperaba una pandemia de este calibre, estamos desbordados pero trabajando con denuedo para que todo el mundo sea atendido de la mejor forma posible. Por favor, necesitamos tiempo y comprensión, entre todos saldremos adelante pero requerimos de su paciencia”. Con eso hubiese bastado, con unas gotitas de sinceridad. Pero nunca, jamás, mentir y negar con rotundidad, explicando situaciones que no se correspondían con la realidad. Al pueblo no se le miente, y a la gente que se está muriendo, o tiene a alguien cercano en esas circunstancias, mucho menos.

    Imagen de archivo de las Urgencias de Albacete

    Epílogo

    Llegué a casa tres días después, algunas jornadas más de antibióticos y todo resuelto. Pero con parte mi corazón todavía en los pasillos de urgencias, en los enfermos que las han pasado canutas, en los que todavía continúan allí, en algunos buenos amigos que se han dejado la vida, en otros buenos amigos que han perdido a familiares cercanos.

    Y, por supuesto, mi reconocimiento máximo a los profesionales sanitarios, a esas personas magníficas que están exponiendo su propia seguridad para curarnos al resto. Nunca os olvidaré. Ni yo, ni muchos de mis conciudadanos. Esta sociedad os debe mucho, en algunos casos os deben la vida. Todos mis respetos, mi ánimo y mi cariño. Os lo merecéis.

    Situación del coronavirus en Castilla-La Mancha

    Situación en España

    Consulte aquí los datos del Ministerio de Sanidad

    Hemeroteca:

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