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Durante muchos años, se ha repetido hasta la saciedad la frase “hay que comer de todo“, frase que muchas industrias del sector de la alimentación han usado para vender sus productos. No obstante, a estas alturas, decir esto no es una novedad, sino una evidencia: el azúcar no es un alimento saludable.
Cuanto menos, mejor
Hasta hace relativamente poco, era complicado explicar por qué el azúcar es malo. Anteriormente, el gran enemigo (siempre según la industria alimentaria y, por desgracia, con la colaboración de una parte del mundo científico) eran las grasas, incluyendo como actor secundario al colesterol.
Actualmente, sabemos que las grasas no son el principal culpable, ni siquiera que los carbohidratos, dicho así, en general, lo sean. El azúcar es uno de los grandes problemas, no solo por su uso como método para endulzar alimentos (como el café), sino más bien en su forma de azúcar añadido a los alimentos ultraprocesados.
Azúcar añadida hasta en la bebida de soja
A día de hoy, se cuentan por cientos los estudios científicos que han hecho evidente el peligro de consumir un exceso de azúcar (obesidad, enfermedades cardiovasculares en general, diabetes…). Sin embargo, con la alimentación occidental actual, basada en alimentos refinados y el procesamiento industrial, la gran mayoría de la población no sabe en realidad lo que consume. No sabemos leer las etiquetas de los alimentos; o no nos molestamos en hacerlo. Aceptamos sin dudar un reclamo publicitario en un envase que nos dice “Chocolate Puro”, aunque su primer ingrediente sea “azúcar”; o compramos bebida de soja (que no es leche) sin comprobar que, en muchos casos, lleva una notable cantidad de azúcar añadida.
Libertad para ser engañado
Claro que luego nos oponemos a que se regule el etiquetado frontal de los alimentos (sea Nutriscore u otro) en aras de la “libertad del consumidor” (libertad para ser engañado). De hecho, la información nutricional en los productos envasados, sigue siendo muy imperfecta, ya que no distingue entre niños y adultos, ni entre hombres y mujeres, o cuando existen diferencias en actividad física. Cuanta más confusión/desinformación, más negocio para algunos.
De 90 gramos de azúcar a 25
Todo esto conlleva a que el consumo de azúcar en la sociedad occidental se haya disparado. Según la Organización Mundial de la Salud, la cantidad de azúcar que debemos consumir al día no debería exceder al 5% de las calorías totales diarias. Esto vendría a significar menos de 25 g de azúcar al día. Por desgracia, la media actual en el mundo occidental está en 90 g de azúcar al día.
Desde los refrescos hasta las conservas, todo tiene azúcar
Si intentamos vislumbrar de dónde proviene todo este exceso de azúcar, vemos que los refrescos serían la fuente más importante entre los jóvenes, seguido de dulces y chocolates, cereales, galletas y zumos de frutas con azúcares añadidos. Respecto a la franja adulta (entre los 19 y los 64 años), las conservas, mermeladas, refrescos y cereales refinados serían las principales fuentes de exceso de azúcar. Asimismo, el alcohol representaría hasta el 10% del consumo de azúcar en esta franja de edad.
Que no te engañen
La obesidad, la diabetes mellitus, la hipertensión e, incluso, el deterioro cognitivo están asociados a un mayor consumo de azúcar y, aunque una asociación no implica causalidad, cada vez tenemos más y más contundentes pruebas de su papel en la génesis del problema.
Por mucho que nos quieran engañar, NO, rotundamente no necesitamos tomar azúcar. ¡Cuánto menos, mejor!
