• La ‘breve’ historia del parto sin dolor

    Actualmente, el dolor en el parto está bien controlado con la epidural, pero su uso ha sido criticado por implicar un trato más deshumanizado y una menor autonomía materna. Al hilo de estas críticas, han surgido propuestas alternativas para aliviarlo no basadas en fármacos, como el hipnoparto o el parto en el agua. Pero ¿son realmente novedosas estas propuestas?

    Micalea Córcoles Molina, médica, alumna de la Facultad de Albacete, finalista de ‘Cuentame tu TFG’

    Dilemas

    El dolor en el parto ha acompañado a las mujeres hasta hace relativamente poco. No fue hasta mediados del siglo XIX cuando, animados por la aparición de la anestesia moderna, algunos médicos se propusieron combatirlo. Entre otros fármacos, probaron el éter, el cloroformo, la escopolamina (la actual burundanga) con morfina o los barbitúricos administrados en vena, mediante enemas o inhalados.

    Sobre su uso surgió un debate que no hubo en otros campos de la anestesia pues creían que aliviarlo enfrentaba la palabra de Dios (durante la expulsión del paraíso, Eva había sido castigada con el dolor del parto), pero también pensaban que sufrirlo haría que la madre amase al hijo.

    Psicoprofilaxis

    A pesar de esto, los anestésicos se generalizaron en Obstetricia a finales del siglo XIX y principios del XX. Además de dudosamente eficaces, las sustancias empleadas eran peligrosas. Por ello hubo quien propuso alternativas psicoterapéuticas a los fármacos. De todas ellas, la psicoprofilaxis logró una mayor aceptación.

    La psicoprofilaxis surgió en la URSS entre 1949 y 1950. Sus impulsores defendían que la creencia generalizada dentro de la sociedad de que el parto dolía hacía que el cerebro de la mujer interpretara las contracciones como dolorosas, aunque no lo fueran: el dolor era un reflejo condicionado.

    Para acabar con este dolor, aseguraban, bastaba con eliminar esa asociación mediante clases grupales en las que se explicaría a las embarazadas qué era el parto y se les enseñarían técnicas de relajación y respiración.

    El dolor en el parto ha acompañado a las mujeres hasta hace relativamente poco. Hasta mediados del siglo XIX, nadie se preocupó.

    Fernand Lamaze

    Sus aparentes buenos resultados atrajeron la atención de los obstetras europeos. Uno de ellos, Fernand Lamaze, la dio a conocer en Francia bajo el nombre de «parto sin dolor». Su propuesta, muy similar a la soviética, pretendía que la mujer participara activa y conscientemente en su parto. Desde Francia se extendió al resto del mundo.  Tal fue su repercusión que, en 1956, el papa Pío XII manifestó el apoyo de la Iglesia a la psicoprofilaxis.

    El método llegó a España durante la dictadura franquista, en un contexto en el que la mujer era, ante todo, esposa y madre. Fue recibido con recelo por sus orígenes soviéticos, pero su popularidad aumentó tras la aprobación papal.

    El dolor en el parto ha acompañado a las mujeres hasta hace relativamente poco. Hasta mediados del siglo XIX, nadie se preocupó.
    El dolor en el parto ha acompañado a las mujeres hasta hace relativamente poco. Hasta mediados del siglo XIX, nadie se preocupó.

    La matrona Consuelo Ruiz y el obstetra Álvaro Aguirre de Cárcer

    Sus principales introductores fueron la matrona Consuelo Ruiz y el obstetra Álvaro Aguirre de Cárcer. Ambos publicaron en 1955 los dos primeros libros en español sobre psicoprofilaxis. Ella pretendía dar a conocer la psicoprofilaxis a matronas y embarazadas, mientras que él se dirigía a sus compañeros de profesión.

    Varias circunstancias hicieron que sus trayectorias profesionales fueran muy distintas y fue finalmente el obstetra quien se convertiría en el referente del parto sin dolor en España.

    Fue una práctica de la medicina privada hasta 1965, cuando se introdujo en la Seguridad Social como parte de la Educación Maternal, un proyecto más amplio de Aguirre de Cárcer que incorporaba elementos de otras disciplinas.

    El método psicoprofiláctico ha tenido lecturas recientes feministas. Mientras para algunas autoras aportó autonomía a las mujeres en el parto, para otras fue una forma nueva de seguir manteniendo el control sobre los procesos femeninos. Fuera de esta disputa, la reflexión más interesante es la que nos invita a valorar tanto la historia de la medicina como los avances en la salud de las mujeres desde una perspectiva de género.

    • La médica Micaela Córcoles Molina es una de las finalistas de la tercera edición del certamen de divulgación ‘Cuéntame tu TFG’, que organizan la Unidad de Cultura Científica e Innovación de la UCLM (UCC+i) y Diario Sanitario.

    Hemeroteca

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