• La resiliencia está en nuestros genes

    La resiliencia implica reestructurar todos nuestros esquemas mentales y recursos psicológicos ante nuevas circunstancias que nos ha tocado vivir.

    El Autor

    Ainara Muñoz Ranchel

    Psicóloga

    En nuestra historia pasada, tenemos múltiples ejemplos de cómo el ser humano, ha sido capaz de sobreponerse de adversidades y situaciones difíciles. Desde la etapa del Paleolítico donde los primeros seres primitivos tenían que poner en relieve a diario todas sus herramientas para sobrevivir, en unas condiciones ambientales en las cuales, cualquiera de ellos podía ser la presa de un animal salvaje. Ellos no se dejaban atemorizar por el miedo sino más bien todo lo contrario, salían ahí y peleaban, noche y día, para tener un sustento del que proveerse.

    resiliencia

    No obstante, si continuamos viendo ejemplos de valentía podemos encontrarnos con las cientos y miles de personas que perdieron sus vidas en aquellos campos de concentración, aún teniendo la elección de pensar en la muerte, antes de llegado el fatídico momento de partir de esta vida, supusieron a los agentes perturbadores externos que les obligaban una y otra vez, a tener que adaptarse a las circunstancias que les había tocado vivir.

    Asimismo, igual que aquellos antepasados de la Pre-Historia y los supervivientes del exterminio, todos tenemos algo en común, y es lo que se conoce cómo resiliencia, palabra procedente del latín, que muy comúnmente utilizamos los psicólogos en nuestro ámbito. Por mi parte, a mí me parece una de las palabras con más belleza del diccionario.

    La resiliencia implica reestructurar todos nuestros esquemas mentales y recursos psicológicos ante las nuevas circunstancias que nos ha tocado vivir. Es esa capacidad de sobreponernos de situaciones críticas y experiencias de vida traumáticas.

    El simple hecho de cómo gestionamos de forma tolerante este proceso nos convierte inadvertidamente en seres resilientes

    Del mismo modo, igual que todos poseemos en nuestro organismo una determinada vulnerabilidad biológica y psicológica para desarrollar a lo largo de nuestra vida una enfermedad física, o el hecho de pasar de puntillas por algún trastorno mental, específicamente, un trastorno del estado de ánimo, como bien puede ser ansiedad o depresión. Todas las personas manifestamos en nuestro ser la capacidad de sobreponernos ante estímulos nocivos adversos, el simple hecho de cómo gestionamos de forma tolerante este proceso nos convierte inadvertidamente en seres resilientes.

    La vida no es de color de rosa

    La vida en sí, no es fácil, ni es de color de rosa, pero sí se encuentra esbozada en un amplio abanico de matices y tonalidades. Únicamente, hemos de cambiar las gafas con las cuales salimos a la calle, si queremos que sean de color blanco y radiante, o verlo todo en negro azabache. Ahora mismo, estamos todavía saliendo de esa burbuja que nos ha mantenido inmersos durante el confinamiento, bajo miles de emociones, pensamientos negativos, sensaciones e intolerancia a la incertidumbre, a muchas personas les ha servido para encontrarse a sí mismos en ese período de aislamiento y de soledad, han salido a la calle sintiendo de una forma diferente la realidad.

    Experiencia

    Para otros de ellos, la experiencia les ha supuesto un aprendizaje, para transformarse, transcender y crecer. Son aquellos que han estado en primera línea de combate, al pie del cañón, dando su vida, con todo su amor hacia sus pacientes y profesión, quienes se han sentido abrumados en medio de tanta multitud, se han visto desbordados por un huracán de emociones, de tristeza y vacío, con altibajos emocionales, pero que sutilmente, sin darse apenas cuenta de ello, se han convertido en grandes resilientes.

    Al final, no somos tan lejanos de parecernos a nuestros antepasados, todos tenemos el instinto de luchar, de insistir y persistir, de saber que, a lo largo de la vida, perderemos a muchas de las personas que amamos, queramos o no, la muerte forma parte de la vida, lo más importante es aceptar ese proceso y los cambios que conlleva ello, lo fundamental no es el proceso, sino cómo lo vivimos cada uno nosotros. El hecho de adaptarnos y entrar en rendición, es sólo un paso, una estrategia de afrontamiento, nada más lejos.

    El hecho de ser resilientes no significa que no experimentemos dolor, dificultades ni sufrimiento

    La investigación ha demostrado que la resiliencia es ordinaria y no como tal, algo extraordinario. Todas las personas usualmente manifestamos resiliencia. El hecho de ser resilientes no significa que no experimentemos dolor, dificultades ni sufrimiento. Lo más probable es que ese camino esté lleno de baches y dolor emocional, pero nos permitirá crecer como seres humanos.

    Una forma de fortalecernos emocionalmente, es enfocarnos en nuestras experiencias pasadas, verlas como una forma de aprendizaje para hacer frente ante una nueva adversidad, tomando conciencia de cómo actuamos en aquel momento y qué estrategias de afrontamiento pusimos en práctica. Al final, todos somos ese conjunto de experiencias vívidas, con sus más y menos, muchas de ellas llenas de desencuentros, pero que han sido de los mayores retos de nuestra vida.

    En última instancia, sólo queda decir, que es importante que aceptemos que los cambios forman parte de la vida misma, apreciemos el momento de lo efímero, busquemos una oportunidad para re-descubrirnos a nosotros mismos y no perdamos la esperanza nunca, porque al final, las mejores cosas suceden cuando menos lo esperas. Ahí está, la clave de la resiliencia.

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