• El Sescam contrata con la privada un ’empujón’ en cirugía

    El Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (Sescam) ultima un empujón a las listas de espera contratando con la sanidad privada cirugía de cara al mes de octubre. Así, en Albacete invertirá más de 1,3 millones de euros en Quirónsalud. También ha adjudicado más de 98.000 euros con la Clínica del Rosario y más de 58.000 con Vissum.

    El Sescam ultima un empujón a las listas de espera contratando con la sanidad privada cirugía de cara al mes de octubre.

    Cuenca concierta derivaciones a Madrid y Murcia con clínicas de Planificación Familiar

    En el caso de Cuenca, las derivaciones para Traumatología, tanto a IMSKE, en Valencia, como al Hospital Recoletas, superan los 300.000 euros. Además, hay un montante importante para derivar a pacientes a clínicas de planificación familiar de Madrid y Cuenca. El Sescam invertirá más de 93.100 euros en la Clínica El Bosque.

    Para Albacete, la mayor partida, de 1,3 millones, se ha adjudicado, a partir del mes de octubre, a Quirónsalud, pero también hay licitaciones para Vissum y Clínica El Rosario.

    Cabe recordar que, de acuerdo con los Presupuestos de Castilla-La Mancha para 2023, se comprometen más de 184 millones de euros para la sanidad privada, desde 17,4 millones a procedimientos quirúrgicos hasta más de 8 a cirugía cardiaca o más de 15 a hemodiálisis. 

    Y es que la derivación de pacientes del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (Sescam) a la sanidad privada siempre ha formado parte del día a día del sistema. De hecho, sólo en pruebas diagnósticas, se pueden superar los 100 millones de euros anuales. 

    Precios al alza

    Cabe señalar también que en 2022 el Sescam tuvo que actualizar al alza los precios de sus derivaciones a la sanidad privada. Así, por ejemplo, quedó establecido el pago de 240 euros para una colonoscopia o de 1.400 para una intervención de varices.

    En relación con la gerencias de Toledo, Ciudad Real y Guadalajara, cabe señalar que las adjudicaciones para derivaciones a la sanidad privada en 2023 son, de momento, testimoniales.

    3 comentarios

    1. Isidoro Jiménez Rodríguez

      No debemos confundir “empujar” y “hundir”.
      “DISPARAR CON PÓLVORA DEL REY”.

      Bajo mi punto de vista, derivar intervenciones quirúrgicas y pruebas o asistencias clínicas a los negocios privados, solo representa una solución facilona y mediocre, contraria al interés de la sociedad. Un inmoral atajo para tapar las carencias y deficiencias en las formas de gestión del Sescam.
      No estaría demás que nuestra administración sanitaria regional explicase a los ciudadanos porque el rendimiento en la actividad quirúrgica a descendido en los últimos años en algunos hospitales. Desconozco el porcentaje de estos centros, o si se da la citada circunstancia en todos ellos. En todo caso, es muy fácil de comprobar.
      Posiblemente les cueste mucho entender a los ciudadanos como un mismo profesional puede rendir por la tarde, en el negocio sanitario privado, el doble que por la mañana en un centro público. Eso si, contando por la tarde, con menos medios, recursos y personal que por la mañana. Un servidor, ni siquiera comprende como se permite simultanear el trabajo en lo público y en lo privado.
      Lejos de realizar un mínimo control del rendimiento laboral y del control del cumplimiento del horario de trabajo, el Sescam mira hacia otro lado. Tal vez el problema sea la brutal medicalización que sufren los ámbitos de gestión y administración sanitarios. Considero que este trasnochado e inmerecido protagonismo del médico pone en peligro la viabilidad de nuestro sistema de salud público.
      Creo que lo sensato sería promover un uso adecuado de los recursos sanitarios, limitando un despilfarro que no podemos permitirnos. Hemos entrado en una espiral de la que es muy difícil retroceder, rompiendo una dinámica maligna, perversa y destructora.
      Pero para que el paciente haya dejado de ser el centro de las políticas sanitarias, se requiere también la complicidad de nuestros representantes públicos, contaminados de un soez corporativismo médico propio de los tiempos medievales.
      Confundir, engañar y tergiversar resulta muy fácil. Los medios de comunicación no constatan los datos, ni comprueban la realidad. La noticia anterior, bajo mi punto de vista, demuestra lo sencillo que resulta “disparar con pólvora del rey”.

      • Vicente Calatayud Perez

        Por si se quiere tomar la molestia de leerlo quizás cambie de opinión respecto a los médicos, pero me da la impresión que no sabe de que habla, no pide responsabilidad ninguna a los usuarios de lo maltrecha que esta, todo son derechos y nada de obligaciones, todo es gratis pero muy caro.

        CARTA DE UN ABOGADO A LOS MEDICOS… PARA PENSAR Y MEDITAR……
        Los títeres del arte de curar, marionetas de obras sociales, hospitales y sistemas prepagos de atención médica trabajan donde y como pueden. Su responsabilidad social hace funcionar las instituciones y su irresponsabilidad personal los lleva a exponerse inútilmente.
        El día en que ellos, verdaderos médicos por vocación, dejen de pensar tanto en el paciente, en su capacitación profesional a cualquier costo, en las instituciones para las que trabajan, y tomen conciencia de lo mucho que arriesgan en cada acto médico, ese día la atención del país se paralizará. Porque solo un demente (alguien que ha perdido la facultad de discernir entre la bondad y la estupidez) puede aceptar la responsabilidad de barajar una vida humana cuando un sistema perverso y carente en todo sentido no le brinda la seguridad y tranquilidad necesarias para trabajar como corresponde.
        Porque el médico que asume la responsabilidad en un acto quirúrgico, que se somete al estrés de desplegar su arte sobre un paciente dormido, que asume la lucha contra la enfermedad ajena, que desafía a la muerte sabiendo que no siempre triunfara y que acepta hacerlo por la vergonzosa remuneración que el sistema le asigna, ese médico no es bueno, es ESTÚPIDO, es alguien que consume toda su inteligencia en el cadalso de su ofrenda personal hacia un prójimo que no le reconoce el esfuerzo.
        Agotada su paciencia, ya no puede ver que un error, aunque involuntario, le puede costar su patrimonio, su bienestar, su salud. Este suicida altruista figura en todas las cartillas de los sistemas prepagos de atención médica. Trabaja en los hospitales nacionales, provinciales o municipales, superado por un aluvión de pacientes que envejece haciendo colas y recibe atención francamente deficitaria. Deambula por clínicas y sanatorios juntando monedas para poder subsistir.
        Este médico, suicida por vocación, inteligente para el prójimo y descerebrado para si mismo, bueno y estúpido a la vez, responsable ante la sociedad e irresponsable ante su familia, es la carne del cañón, el centro del blanco de la industria de la “mala praxis”.
        Todo abogado sabe que, en este sistema perverso, tan carente de recursos, tan manoseado por inescrupulosos enriquecidos a costa de la salud, el médico es el “hilo fino” más fácil de cortar, el candidato ideal para exprimir, el ingenuo más liviano de sacudir para rescatar las monedas que llevan en lo bolsillos. Lo que pocos se han puesto a pensar, es que en definitiva, este ensañamiento médico, que no discrimina entre idóneos e incapaces, entre buenos y malos, decentes y envilecidos comerciantes, es fundamentalmente perjudicial para el paciente.
        La comunidad toda empieza a sufrir las consecuencias cuando el médico capacitado, con experiencia, con reconocido prestigio entre sus colegas, empieza a “esquivar” la patología difícil, esa donde arriesga mucho y gana poco. El médico que cuida sus espaldas, discrimina por necesidad. La comunidad toda sufre esta realidad, al verse privada de la idoneidad y la experiencia de sus mejores médicos. Porque los mejores, también los mas inteligentes, rápidamente ven la necesidad de dar un paso al costado para no exponerse.
        Si bien es cierto que algunos médicos no están acostumbrados a responsabilizarse por sus acciones, también es cierto que la inmensa mayoría, no tendría que trabajar en las actuales circunstancias. Arriesgan mucho sin ganar nada. Porque si un cirujano tiene que afrontar un juicio por mala praxis, la demanda supera en miles de veces la remuneración de su trabajo. Una intervención de $1200 puede convertirse en un juicio de $120.000.Así las cosas, los sistemas prepagos de atención médica, circular mediante, solicitan a sus médicos fotocopia de la póliza de seguro suscrita.
        Ellos, al mejor estilo de Poncio Pilato, pretenden que el médico, con centavos que le asignan por su trabajo, contrate un seguro de “mala praxis”. De esta manera, los líderes de la medicina prepaga se cubren de los errores del servicio que dicen brindar. Logran su cometido sin sacrificar un solo centavo de sus arcas. Con los aranceles vigentes, ningún médico puede asegurarse contra “mala praxis”. Con temor a la “mala praxis”, ninguno puede trabajar como debería.
        El auge de este tipo de juicios no es culpa de los abogados. Ellos, que son muchos y deben subsistir, han visto las falencias del sistema que colocan al médico en la primera línea de fuego. Como frágil fusible de una maquina sanitaria en constante corto circuito, el médico salta y se quema. Gane o pierda, con o sin justicia, con razón o sin ella, el médico debe pagar.
        La sociedad parece ensañada con los encargados de velar por la salud. Vocación de SUICIDAS para seguir con esta profesión que tiene el índice más alto de divorcios, alcoholismos, muertes prematuras y el menor en remuneraciones comparados con otras clásicas. ¡Suicida altruista! El profesional en una institución desmantelada y desgastada… ¡ se desgasta!

        • Isidoro Jiménez Rodríguez

          Le estoy muy agradecido por leer mi punto de vista a la noticia publicada. Por el simple respeto que me merece una persona a la que desconozco, yo no le voy a llamar a usted ignorante, porque no piense o vea las cosas como yo.
          Mis observaciones se basan en puntualizaciones a la noticia. En tal sentido, comento una disminución del rendimiento quirúrgico; desproporción entre el rendimiento profesional de algunos médicos que simultanean el trabajo en lo público y en el negocio privado; incomprensión, por mi parte, de que pueda coexistir el trabajar en ambos sectores; falta de control del rendimiento laboral y de cumplimiento de horario; brutal medicalización de la gestión y administración sanitaria, lo que la hace inviable, bajo mi punto de vista; complicidad de los representantes políticos ante el soez corporativismo médico…
          Veo que estos temas no le interesa cuestionar o rebatir.
          Para que vea que me he leído la nota literaria del supuesto abogado, paso a comentarla. En la sanidad pública, es inaceptable señalar que el médico sea un “títere del curar”. El galeno, al contrario , gestiona y administra, generalmente, al servicio de un trasnochado corporativismo que repercute muy negativamente, bajo mi punto de vista, en la atención que recibe el paciente.
          Tampoco comparto que la remuneración que recibe el médico sea “vergonzosa”. Estimo que lo vergonzoso es que la sociedad desconozca los salarios reales que se le dan a un médico y sus privilegios con respecto al resto de personal clínico y no clínico. En todo caso, sueldos desproporcionados al de otros profesionales sanitarios de su mismo nivel académico.
          Nunca entenderé como una póliza de seguro contratada por la administración, puede cubrir muchas situaciones y negligencias derivadas del brutal ejercicio de soberbia y prepotencia que se consiente a muchos médicos. Quiero entender que no para cubrir esa mala praxis que se cita.
          Habla de mala praxis, pero resulta que España está entre los primeros países de nuestro entorno en cuanto a número de médicos. ¿Me puede explicar que pasaría si faltasen unos 100.000 profesionales para equipararnos a la media internacional?.
          La sociedad observa, al contrario de lo que expresa el abogado literato, como muchos médicos, desde el ámbito publico, entorpecen y dificultan la atención sanitaria, para de esa forma promover los negocios de salud. Estoy convencido que si los centros asistenciales públicos fuesen administrados y gestionados correctamente, promoviendo un uso adecuado de sus recursos, los negocios privados, cerrarían en un corto espacio de tiempo.
          Nuestra sanidad pública no es que se desgaste, se auto-aniquila, que es muy diferente. Y ello, por la acción de tanto mercenario galénico pagado con fondos públicos.
          Un saludo.
          PD.: Veo que tiempo atrás se público un artículo laudatorio en este mismo medio hacia la persona autora de la respuesta a mi comentario. En un subtítulo de tal noticia se asegura que tiene por “costumbre de decir lo que piensa aunque la verdad tenga consecuencias”. No creo que la literatura sea el medio más indicado para expresar principios y convicciones.

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