• Tras la memorable pista del cólera

    Esta es una historia con muchos protagonistas. Una bacteria letal. Una metrópoli inmunda, maloliente y llena de carroñeros. Un avispado y joven reverendo. Un taciturno y perspicaz doctor. Un hombre de ciencia metido a inusual estadístico. Esta es la historia del mortífero brote de cólera que sacudió el Londres victoriano de 1854, entonces la mayor urbe del planeta, y cómo un doctor y un sacerdote, antagonistas donde los haya, acabaron derrotando a este enemigo invisible en una gesta que pasaría a la historia de la medicina muchas décadas después. Así lo recopila El mapa fantasma, el denso y fabuloso ensayo del divulgador y periodista estadounidense Steven Johnson.

    Juan Javier Andrés

    Entretenido donde los haya, muy ilustrativo de una época atrasada, Johnson tiene la virtud de sumergirnos, con la claridad de lenguaje y la enseñanza por bandera, en aquel Londres de mediados del siglo XIX sucio, hacinado, tan lleno de animales de granja como de excrementos, poderoso caldo de cultivo de enfermedades. Y el cólera, temido y mortal, se adentró hasta sus confines desatando una epidemia que, por ironías del destino, cambiarían la ciencia, las ciudades y el mundo moderno. Y todo por el temerario empeño de dos heróes desinteresados. Uno, John Snow, anestesista, observador y meticuloso. Otro, Henry Whitehead, reverendo, afable y perspicaz. Y un tercero en discordia, William Farr, un hombre de ciencia que revolucionaría las estadísticas de mortalidad y serviría en bandeja unos informes médicos que abrirían la caja de Pandora.

    Este insólito trío, sin más recursos que su observación y su estudio in situ, logró desentrañar el secreto que azotó el Soho londinense durante aquellos fatídicos días de 1854. No sólo eso. Se enfrentó a la superstición de la época, se impuso a la teoría predominante de que esta enfermedad se contagiaba por el aire, superó el peso de la tradición popular y derrotó a remedios tan caseros para tratar el cólera que hoy resultan irónicos, llámense sanguijuelas, opio, aceite de ricino, pimiento, agua fría, brandi, cloruro de cal y hasta laxantes. Buen fin de semana.

    Citas destacadas:

    “Conviene recordar que la dieta y las condiciones sanitarias de aquellos tiempos —ausencia de sistemas de refrigeración; suministro de agua no potable; abuso en el consumo de cerveza, bebidas alcohólicas y café— creaban el caldo de cultivo perfecto para las enfermedades digestivas, incluso cuando estas no conducían al cólera”

    “Vivir en un mundo como aquel era vivir con la sombra de la muerte cerniéndose sobre las personas en todo momento. Vivir significaba no haber muerto aún”

    “La población consumidora de té, que apenas corría riesgo de infección por agentes de enfermedades de transmisión hídrica, empezó a multiplicarse, proporcionando a la larga una importante fuente de mano de obra para las incipientes ciudades industriales, y para el gigante y creciente monstruo que era Londres”

    “Como sugería la campaña de cartas al Times promovida por el cirujano en jefe G. B. Childs, el láudano se prescribía con regularidad para el tratamiento de casi todas las enfermedades. La frase más repetida entre los médicos victorianos era sencillamente: «Tómese un par de dosis de opio y llámeme por la mañana”


    Las claves:

    • Título: El mapa fantasma.
    • Autor: Steven Johnson.
    • Género: ensayo.
    • Año de publicación: 2020.
    • Páginas: 270.

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