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Pacientes, familiares y personal sanitario se han encontrado este viernes con el desalojo de media planta del Hospital General Universitario de Albacete, según el Servicio de Salud (Sescam), una actuación coordinada para evitar el desprendimiento del falso techo.
El desprendimiento del falso techo obliga a cerrar la quinta izquierda
El Hospital General Universitario de Albacete, inmerso en unas obras de ampliación que empezaron con más de una década de retraso, sigue dando síntomas de su deterioro, ya que esta mañana ha tenido que desalojar media planta quinta, concretamente la zona izquierda, ante el riesgo de que se desprendiera el falso techo.
Esta decisión, tomada por la seguridad de pacientes y personal, repercute directamente en una falta de camas y espacio que se cronifica. De hecho, la mayoría de las habitaciones de este centro sanitario da cabida a tres pacientes, lo que dificulta la humanización a la que aspira el Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (Sescam).
Las listas de espera llevan a los pacientes a unas Urgencias Hospitalarias cada día más saturadas, ya que aquí se dan cita tanto los pacientes que no logran llegar a tiempo a sus centros de salud como quienes sufren las consecuencias de los retrasos en cirugías y pruebas diagnósticas. Sin embargo, acaban en un limbo sanitario, porque la falta de camas también frena la atención que demandan los enfermos.
Las obras de ampliación del Hospital General Universitario de Albacete comenzaron en 2021 con la intención de que en 2022 se inaugurara el nuevo edificio del hospital de día, pero en mayo de 2024 no hay indicios de la anunciada inauguración. Así, el desalojo de media planta del Hospital General de Albacete se suma a un anecdotario repleto de averías.
Cinco años después
Jefes de servicio, sección y unidad del Hospital General Universitario de Albacete se sumaban en 2019 a una carta en la que advertían de la situación insostenible que sufría el centro sanitario, sin espacio ni tecnología para el adecuado trato a los pacientes. El escrito hablaba de enfermos hacinados y falta de recursos tanto para tratarlos como para formar a los profesionales. Cinco años después, incluso ha habido protestas del personal de Urgencias, pero la situación apenas ha cambiado.
