• Pozo Lorente, un descubrimiento

    El Autor

    Rigoberto López y Manuel Martínez

    Profesor de Psicología en la Facultad de Enfermería y dentista

    Tras el parón navideño, los senderistas de Diario Sanitario retomamos nuestras rutas con una grata sorpresa, Pozo Lorente. Hoy la editora, el hombre guía y el bardo. Teníamos un plan que variamos al pasar Casas de Juan Núñez y ser llamados por las montañas de Pozo Lorente y la conciencia de las pocas horas de luz que nos quedan.

    Tras el parón navideño, los senderistas de Diario Sanitario retomamos nuestras rutas con una grata sorpresa, Pozo Lorente.

    Aparcamos junto al parque municipal. Tras el atavío iniciamos la marcha cruzando la Ramblilla del Tello, subiendo por una loma espartera hasta la Casilla de Chapola. Una reata de perros olfatea nerviosa en busca de alguna pieza. Mirando atrás destaca la torre de la iglesia, un montículo con antenas, y las casas diseminadas a lo largo de la carretera.  

    Tras el parón navideño, los senderistas de Diario Sanitario retomamos nuestras rutas con una grata sorpresa, Pozo Lorente.

    De camino, encontramos un sinfín de cuevas, suponemos que para el champiñón, así como nos sorprende el peculiar aljibe ‘del médico’ ideado en tiempos para el ganado.

    Tras el parón navideño, los senderistas de Diario Sanitario retomamos nuestras rutas con una grata sorpresa, Pozo Lorente.

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    Hacia la ermita de San Isidro

    Salimos al Camino de Higueruela para seguirlo hasta la Ermita de San Isidro, que se va dejando ver. Y vigilados por las abundantes molinetas del parque eólico de Abuela Santa Ana. Algunos podadores afanados en sus tareas van quedando atrás.

    Viñas, almendros, oliveras y cereales son protegidos del arrastre de aguas con hormas de piedra muy elaboradas, en terrenos aterrazados característicos de estos vallejos. No obstante, el agua de lluvia arrambla, dejando señales que cualquier rastreador profano seguiría sin dificultad. 

    Tras el parón navideño, los senderistas de Diario Sanitario retomamos nuestras rutas con una grata sorpresa, Pozo Lorente.

    Esparto por doquier

    Pero el elemento predominante en estos parajes es el esparto, por doquier y de calidad. Algunos matorrales de enebro también están esparcidos por las lomas. Losas corridas y terreno pedregoso también son representativos. Llegamos a La ermita, zona de romería y esparcimiento, con su punto álgido el 15 de mayo.

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    El cuco y la ruta futura

    De ahí sale una ruta señalizada de tres horas que seguimos un rato y, al llegar al cuco, abandonamos reservándola para una próxima ocasión. Es la hora del té y las pasas. Y cuál es nuestra sorpresa, cuando de dentro del cuco emerge, cual dama oferente, nuestra editora con un vaso fusión de color rosa, regalo de reyes, implorando su té. ¡Una pasada!

    Repuestos, por la loma a la derecha, retomamos el camino junto al Corral de Calatravo, donde una oveja amamanta a un corderillo de pocas horas que despierta la ternura de alguna de nosotras, aunque con recelo a la respuesta de la madre ante su acercamiento. Seguimos, por camino paralelos a una cañada, hasta dar la vuelta a La Losa del Collado, a ratos campo a través hasta cruzar el Arroyo de la Losa del tío Pedro.

    Y bordeamos montes de pinos carrascos, a lo largo de un vallejo de cepas y leñosos, que tras cruzar nuevamente la Cañada del Artesón nos conecta con el Camino de Higueruela, ya de retorno. La tarde se pone fresca, casi de más y la luz, acompañada de niebla, se va apagando. Es momento de apretar el ritmo y empezamos a tirar. Luego nos dirán las estadísticas que hemos andado un tramo a más de 8 km/hora.

    Desde el collado, divisamos el pueblo y las últimas luces del atardecer. Entre las casas iluminadas, y la variación de colores del cielo, contemplamos un espectáculo sin par. Como en cada ruta, la naturaleza siempre nos ofrece oportunidades de sentirnos dichosos.

    📍Consulte aquí la ruta de Pozo Lorente en Wikiloc

    Ya en el pueblo, calle abajo, en tanto hacemos apuestas para calcular la población actual (algo más de 400 habitantes censados), ¡lástima de España vaciada! llegamos al parque. Allí, un hombre sentado en su banco nos permite hacernos la foto de despedida. Y tras dar con Las Perdices, ya acostadas, nos retiramos a Casas de Juan Núñez para recompensarnos por haber disfrutado de una tarde así. Y en Los Nietos lo conseguimos. El track nos dice que hemos andado 14 km en un poco más de 3 horas.

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