• Tras la Morra Encantada

    Una fría mañana de diciembre envuelve a dos de los andarines de Diario Sanitario, que nos hemos propuesto encontrar la Morra Encantada, a un paso de La Gineta, a poco más de veinte kilómetros de Albacete. Como el pueblo de las tres mentiras, ésta tiene toda la pinta de ser la ruta de las mentiras. No parece una gran ruta. Tampoco es una morra formidable. Ni mucho menos está encantada. Todo esto es a priori porque no es la primera, ni será la última, en que la naturaleza nos sorprenda, nos deje boquiabiertos y eche por tierra, nunca mejor dicho, cualquier idea preconcebida. Y este camino en busca de la Morra Encantada tiene mucho encanto, sorprende a cada kilómetro que pasa y nos engatusa con imágenes de postal.

    Es ponernos en camino y sentir el senderismo en toda su expresión, todavía más cuando, como en este caso, hay río, uno que ya hemos pateado en otras ocasiones. Se trata del río Júcar a su paso por esa zona conocida como La Marmota, entre La Gineta y Tarazona de la Mancha. Pegados a uno de los márgenes del río, dejando atrás los vestigios de una antigua y pequeña central hidroeléctrica, Las Minas, iniciamos esta ruta circular facilona. Para principiantes como nosotros la explicación es sencilla. No tiene pérdida. Se trata de seguir el camino y no perder la senda que nos hará andar casi catorce kilómetros en apenas tres horas y media, prácticamente sin desnivel.

    Estampas invernales

    El frío punzante, la escarcha de postal en el campo y el característico helor de invierno en todo el ambiente dejan paso, con el paso de los kilómetros y las horas, a ese sol oblicuo de diciembre, toda una bendición para quienes gustan de andar en esta época del año. El camino, otoñal por excelencia, alfombrado de hojas caídas, tiene de todo. Bosques de pinos, carrascas, matorral bajo, chopos y el río, siempre el río. Y un silencio embriagador que rompe esporádicamente el vuelo atropellado de algún que otro pato salvaje, otra bendición para nuestros ojos.

    Por fin, majestuosa y esbelta, en lo alto de una pequeña elevación, casi de cuento de hadas, se divisa nuestro objetivo, la Morra Encantada. No es, ni más ni menos, que un punto geodésico, un palito, como gustan de decir en esta atribulada sección. Pero vale la pena disfrutar de ella en la lejanía y acercanos, poco a poco, para contemplarla en su justa medida tras dar un pequeño rodeo. Cobrado semejante botín para nuestros sentidos, regresamos, jubilosos y extasiados, al punto de inicio, no sin antes advertir que nos dejamos cuentas pendientes, como la Fuente La Teja, para próximos envites. Es hora ya de la recompensa, un fenomenal almuerzo en el cercano Montalvos, donde Consuelo siempre tiene a mano su indiscutible plato del día.

    📍 Puede consultar la ruta de la Morra Encantada en Wikiloc

    ▶️ Consulte otras rutas en la sección ‘Senderismo’

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