• Villalgordo del Júcar para disfrutar del agua

    Los andarines de Diario Sanitario salimos de nuevo hipnotizados por el río, con la intención de salir desde Villalgordo del Júcar (Albacete) en una ruta circular que nos conduzca hasta la Hoz del Batanejo. En cerca de 14 kilómetros, nos encontraremos con otro recorrido, como suele decir nuestro guía, de los que hacen afición, como nos pasó con el Tranco del Lobo.

    Catorce kilómetros en una ruta circular hacia la Hoz del Batanejo

    Ayuda a enamorarse de esta ruta que estamos en un día nublado de diciembre sin mucho frío, una mañana otoñal con una luz única. Además, sólo hay que salir de Villalgordo del Júcar unos metros para encontrar a la derecha el punto de partida de una ruta perfectamente señalizada. Camino de tierra y senda nos llevan entre pinos, carrascas de troncos inabarcables, almendros, restos de maíz, romero y esparto. El silencio sólo lo rompe el sonido del agua y el canto de los pájaros.

    Fieles a nuestro lema ‘Frente al sedentarismo, senderismo’, iniciamos la ruta desde el parque de Villalgordo del Júcar, justo en el famoso recodo donde anidan los patos. Y nada más empezar a caminar, a nuestra izquierda dejamos una asignatura pendiente, el Palacio de Los Gosálvez. Regresaremos y contaremos cómo este pequeño pueblo albaceteño se convirtió en el primero de España en tener luz eléctrica.

    Esta caminata, sin desnivel, es apta para todos los públicos, con la peculiaridad de que sin necesidad de grandes subidas ni bajadas hay unas vistas del río envidiables desde el primer hasta el segundo puente, el de las ovejas.

    El ocaso del otoño

    En esta ocasión vamos sólo dos andarines, faltan los veteranos, la brújula y el bardo, así como la secretaria y el maestro, pero los principiantes nos hemos dado cuenta de que las rutas de Wikiloc te llevan al punto de inicio. Además, hay una aplicación nueva que nos guía. La tecnología no puede sustituir los campos a través mientras nos persigue la caída del sol de nuestros compañeros, pero ayuda a la falta de experiencia.

    Pisando entre las hojas de los chopos, el río nos acompaña entre remansos de agua, corrientes y pequeñas cascadas. El camino es cómodo y tranquilo. Algún perro suelto que sale de un caserío rompe el embrujo, pero, pasado el temor inicial, continuamos sin problemas.

    Montalvos como meta

    Un compromiso familiar inesperado nos obliga a apretar el paso. Queríamos acabar la ruta en Montalvos, donde Consuelo siempre tiene un plato del día que ya quisieran los de las estrellas michelín. Sin embargo, volvemos a casa a comer con la idea de regresar a saborear el paisaje con más detenimiento y, sobre todo, a saludar a Consuelo, que descubrimos en la ruta de Galapagar.

    📍 Puede consultar la ruta en Wikiloc

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