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“Venceréis, pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta; pero no convenceréis, porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta: razón y derecho en la lucha”. Miguel de Unamuno perdió el miedo y la paciencia y pronunció estas palabras en 1936, en la Universidad de Salamanca, su casa. Cuando veo las cifras de muertos, la situación de las residencias y cómo la maquinaria de propaganda del Gobierno de Castilla-La Mancha rueda con más intensidad que nunca, me pregunto si convencerá, porque de lo que no me queda ninguna duda es de que miente.
De nada ha servido la llamada de atención del Tribunal Superior de Justicia o que el Ministerio de Asuntos Exteriores arroje luz sobre un viaje a China que nunca existió. Y qué decir sobre los comentarios humillantes contra las enfermeras que tuvieron la valentía de defender a sus pacientes grabando un vídeo que acabaría dando la vuelta al mundo.
Tarde, mal y con dinero público
Han mentido. Empezaron diciendo que habían encargado unos “modernos” respiradores en China; hablaron de un avión con ese material “vital” poco más que secuestrado en Turquía; se saltaron el Estado de Alarma para hacerse la fotografía sonriente de la victoria y ahora resulta que los respiradores son turcos y de los que se utilizaban en las ambulancias hace quince años.
La estrategia de comunicación está clara. Aquí hay una batalla, la verdad contra la propaganda política. Como en los últimos disparos no han dado en el blanco, han optado por cambiar el discurso. Ahora sus acólitos bombardean con notas de prensa por todos los frentes: “es que salvan vidas”. Efectivamente, los respiradores de Turquía, como las máscaras de Decathlon o los respiradores de los helicópteros o los de los ingenieros de Alatoz, salvarán vidas, pero eso no resta peso a una mentira con dinero público.
Por qué
Han ocultado el número real de fallecidos; han llegado tarde y mal a rescatar a nuestros ancianos; han humillado en todas las televisiones nacionales que han podido a nuestras enfermeras; han permitido que sus trabajadores vayan a esta guerra sin armadura y cuando podrían haber reconocido el desastre y pedir ayuda, han dado la espalda incluso a su propia Universidad.
Siempre nos quedará la duda de qué habría pasado si la propaganda hubiese dado paso a la información; si la política de fotografía hubiese dado un paso atrás, con humildad, para que tomaran las riendas los que saben, los que están en la primera línea de esta guerra.
Vamos a salir de ésta, porque hay mucha gente trabajando sin descanso que no se hace fotografías, pero quiero pensar que no convenceréis, que si salimos de esta ola y entramos en otra en septiembre, los que ayudan en la sombra tomarán la primera línea para vencer por fin a este coronavirus y al que venga detrás.
Voy realizando una hoja de excel sobre el coronavirus en la región y en la provincia. No ponen toda la información fácil, pero con un poco de atención se puede saber qué está pasando. Creo que de la tragedia en las residencias, os habéis dado cuenta vosotros, masquealba y yo. Hoy no publican los datos de fallecidos.
Creo que se pueden perdonar errores, accidentes o problemas que desbordan. Pero ocultar información no es perdonable.