• De los Gosálvez a Santa Teresa de Jesús

    La magia del senderismo vuelve a atrapar a dos andarines de Diario Sanitario con una espléndida mañana de frío paseo invernal a caballo entre dos provincias, varias paradas de postín y una inesperada cita con la historia.

    Una sencilla ruta se convierte en un paseo por la historia con el Palacio de los Gosálvez y la cueva de Catalina Cardona como testigos.

    A un pasito de Villalgordo del Júcar, uno de los primeros pueblos de España que tuvo luz eléctrica, echamos a andar metidos en tierras conquenses, en Casas de Benítez. Para esta ruta prácticamente circular, llana donde las haya, de poco más de once kilómetros, el punto de partida elegido no es baladí.

    De inicio nos topamos con el primer aldabonazo de nuestro camino. Ese palacio de aires versallescos. Sus impresionantes cúpulas azulonas todavía erguidas como vigilantes imperturbables. Una ermita señorial en otros tiempos. Y una sorprendente hilera de palmeras, intrusas y desconocidas, en plena llanura manchega. Son los tristes restos del Palacio de los Gosálvez, un mar de ruinas perfectamente acordonado que aún hoy conserva cierto magnetismo, cierta belleza.

    Imágenes del estado en el que se encuentra el Palacio de Gosálvez cedidas por un lector.

    Un palacio versallesco en uno de los primeros pueblos con luz eléctrica

    No es fácil imaginar que aquí, hace poco más de un siglo, el lugar hirviese de actividad. Todo por culpa del emporio industrial de un acaudalado empresario textil, Santiago Gosálvez. Había fábricas de hilados y tejidos, otra de harina e incluso una de papel y, por supuesto, ese palacio majestuoso, además de una fuente, la Zarina, todo un regalo de la esposa del Zar Nicolás II de Rusia. Hoy apenas quedan los esqueletos de aquellos tiempos, unas ruinas que, aguantando en pie, parecen reclamar ese ansiado proyecto que les devuelva a la vida y a la historia.

    Con sentimientos encontrados seguimos camino en esta fría mañana que el sol no se atreve a romper. A un lado el Júcar, silencioso por estas estribaciones. Pero a otro, una senda perfectamente marcada que nos conduce a la chimenea de la antigua papelera que se instaló hace años en esta zona conocida como La Manchega, luego convertida en central hidroeléctrica, hoy también en desuso.

    Entre cueva e iglesia rupestre

    Así, zigzagueando por momentos, siempre llaneando, en ocasiones sobre una mullida alfombra de juma, en otras sobre campos empedrados, sorteamos el trasvase del Tajo-Segura, escuálido en pleno azote de la sequía, para darnos de bruces con la cueva de Catalina Cardona. Catalogada, como está, de iglesia rupestre. Otro triste reflejo del abandono que esta región dedica a sus escasos bienes históricos. En este lugar dejado en aquellos tiempos de la mano de Dios se retiró en pleno XVI esta singular religiosa catalana, de noble cuna, que vestía el hábito masculino, a hacer vida eremítica y levantar un convento. Y hasta el lugar peregrinó a su encuentro la mística española por excelencia, Santa Teresa de Jesús.

    Así nos topamos por segunda vez con otro poso de historia, olvidado y abandonado a su suerte, antes de enfilar la cercana y preciosa aldea de El Carmen y emprender el sencillo regreso. Se echa encima la hora del almuerzo y Consuelo, en el vecino Montalvos, nos tiene preparados los platos del día. Son todo un insuperable cierre de jornada en tan grata compañía. Como siempre. 

    📍 Puede consultar la ruta de los Gosálvez en Wikiloc

    ▶️ Consulte otras rutas en la sección ‘Senderismo’

    2 comentarios

    1. celestino martinez rubio

      Muy buena ruta y muy bien explicado.
      Soy Celestino Martínez vecino del Carmen.
      Gracias por visitarnos y darnos a conocer.
      La próxima avisar y os puedo hablar de más cosas que tenemos.
      Un saludo

    Comentar

    Su dirección de correo electrónico no será publicada.Los campos necesarios están marcados *

    *