• La Nerpio-Alcaraz de ‘los abuelos’ de la marcha

    A finales de noviembre, un grupo de senderistas sénior ha recorrido la serranía de Albacete, emulando la conocida marcha Nerpio-Alcaraz. Desde las Cabras a la de Alcaraz, cruzando por el Calar del Mundo, siete andarines, seis jubilados y uno en activo, con una media de edad de 67 años (rango 63-72, moda 69), han andado, con un tiempo estupendo, algo más de 137 km, y un desnivel acumulado de 3.730 m, con sus mochilas a cuestas.

    I Plantón del Covacho, Castillo de Taibilla y Pedro Andrés

    ✒️Santiago Córcoles

    Salimos de casa para emprender un año más la marcha senderista Nerpio-Alcaraz, y en ese intervalo hacia los espacios abiertos se nos llena el alma de esperanza. El conductor, descendiente del famoso bachiller Sansón Carrasco, nos traslada con su furgón hasta el punto de partida, la capital rural del Parque Cultural de Nerpio, que ha sabido inyectar tal categoría a sus nueces que hoy se las disputan afamados chef para sus guisos y salsas.

    “Hay dos cosas en la vida que no se puede ser al mismo tiempo, gandul y tonto”

    Al volante, Carrasco rememora, rayando la emoción, frases lapidarias de su abuelo que sintetizan la filosofía del agro que cruzaremos: “hay dos cosas en la vida que no se puede ser al mismo tiempo, gandul y tonto”.

    Como pájaros carpinteros taladrados por los dichos de Carrasco dejamos atrás Nerpio y cargados con las mochilas y la alegría del ambiente común enfilamos hacia la pequeña urbe de Pedro Andrés siguiendo la ruta de los nogales centenarios, que es como ir acompañado de la esencia del tiempo, como si por Ávila pasearas de la mano de Santa Teresa.

    Comida campestre con el murmullo de un arroyo, mientras nos visita el gato Celedonio, que parece un puma manso en busca de alimento y consuelo. Los ecos de Nerpio y su feria de la nuez han quedado atrás, rebasamos el Plantón, un enclave que te une a las raíces de Iberia y encaramos nuestros pasos hacia el castillo de Taibilla, que reina como corona de piedra sobre un extremo del antiguo reino de Murcia.

    Nerpio siempre tendrá una senda en que sus sueños serán bienvenidos

    marcha nerpio alcaraz

    Nos resuenan por dentro algunos de los deseos que el pueblo ha escrito: Nerpio siempre tendrá una senda en que sus sueños serán bienvenidos. Tras ir catando nueces de los árboles del sendero, subimos el peñasco que sostiene la fortaleza y sesteamos mientras la brisa cruza por sus almenas y nos traspasa de bondad. El día declina y desde la altura divisamos nuestro destino, Pedro Andrés. Acabamos la etapa inicial mientras los grajos aplauden en las alturas.

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    II De Pedro Andrés a Góntar

    ✒️Eduardo Martínez

    El camino que nos llevará hoy a Góntar empieza en Pedro Andrés y se dirige al Castillo del Taibilla, que antes conocíamos como Torre de la Taibona. Entre nogales, deja atrás La Tercia y, yendo al norte, pasa delante de la casa de la abuela Filomena Gómez que ahora es de Brígido Gómez, ateniéndonos a lo que indica la gran placa de piedra colocada sobre la puerta.

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    El paisaje cambia a encinas y almendros mientras la pista se acerca a la Casa del Herrero y La Dehesa que quedan a la derecha. Luego seguimos por una senda que se encajona por un barranco donde un jabalí abandona su banquete de nueces al comprobar nuestra presencia. Ahora vemos sabinas, enebros, tojos, endrinos, majuelos, agracejos y tomillos. Por la izquierda una cantera de piedra en explotación junto al Cortijo de la Rambla Comina. Por el cielo decenas de buitres pasan volando.

    Queda atrás el cortijo de La Aurora y luego La Era de la Loma. Al kilómetro 12 de recorrido paramos frente al cortijo del Álamo, junto a toros y ovejas, para tomar el bocadillo. Seguimos, siempre al norte, por el camino Nuevo a Góntar, asfaltado, llevando la finca Jutia a la derecha y dejando a la izquierda los cortijos de Rivelte. Aparecen abundantes pinos sorprendentemente limpios de procesionaria.

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    Al acercarnos a Góntar crecen olivos, almeces e higueras. Una parada corta en la fuente del Olivarico y, andados pocos metros, llegamos al final de la ruta del día. Mañana seguiremos, hacia el norte, porque para ello hay que zigzaguear.

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    III Góntar – Alcantarilla – Camping Río Segura

    ✒️Juan Miguel Velasco

    Siete maquis con su run run
    de la visigoda Góntar salen,
    que del Torcal son fuentes
    una tras otra. Chin pun
    Se sudan goterones
    por los cortados de Rodas .
    Recovecos y covachas,
    bujes, jarillas y rodenos.

    Y así se despidieron
    de Pedro de cuyo aguardiente
    gárgaras a los dientes
    y refriegas de Cicerón.

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    Al Torcal dieron de bruces
    y a la fuente la llamaron
    Quinesviuda del Collado
    y las piletas tragaluces.

    La cabra que tira al monte,
    Segureña le decían
    y al cabro que la montaría
    iguelo de reina consorte

    A la muerte y a la espada
    se alzó la piedra en memoria
    en el camino de las merinas
    de la última guerra en España.
    El puntal del mediodía,
    custodiando al maqui viene.
    Las covachas para los buitres
    y a la izquierda el Mentiras.
    Pocos cristianos se santiguan
    al pasar por Chorreones
    pues Justo en sus calzones
    ha salido a decir la misa.

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    Y tararí que te vi,
    que el Segura viene bajo
    cómo la graja dijo al grajo

    yo ya, si eso, me voy a dormir

    Y el abajo firma y suscribe
    con Chacón para los amigos,
    una bota en el olvido
    y una ampolla en el meñique.
    Que sean felices en esta marcha.

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    IV Destino: Arguellite

    ✒️Carlos Samaniego

    Continuamos con la magnética aventura que todos los años repetimos y siempre es diferente, como son los días que nos acompañan. Hoy el sol continúa con nosotros toda la etapa. Estos días hemos dejado nuestras tareas cotidianas para convertirnos en esos nómadas pintorescos que comanda el Mariscal Chacón.

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    Salimos del camping Río Segura dirección Arguellite, pero antes damos buena cuenta del desayuno en La Donal. Dejamos atrás los olivos y nos adentramos en un mar de pinos, lugar idílico interrumpido por los ladridos de los perros.

    En el cortijo de Arroyo Madera paramos a reponer fuerzas antes de las temidas cuestas que nos acercan a Los Prados. En la Moheda, un lugareño nos indica un sendero que sale detrás de su casa y nos llevará al puente del Río Tus. Nos cuenta que seguimos en la España de la picaresca, “él arregló y limpió el sendero y los dineros se los llevaron otros”.

    Y con estos pensamientos y con la meta como objetivo seguimos, silenciosos, ya que los gemelos nos han susurrado en las subidas, pero ahora desde que hemos sobrepasado La Peña de la Cabeza, son las rodillas las que nos gritan: ¡muchacho por donde me llevas!

    Ya en los Ahijaderos encontramos viejos amigos que nos harán recordar tiempos pretéritos. Y saborear su asado al horno de leña.

    Y así finaliza está etapa, como las anteriores y las que vendrán, con algunas sorpresas, muchas risas y siempre con un espíritu de vivir cada momento.

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    V Destino: Riópar

    ✒️ Manuel Ruiz

    Después de pasar una agradable noche en Los Ahijaderos de Tus con nuestro amigo Juan Fa y otros amigos karatecas también alojados, nos disponemos a iniciar la marcha del día, Riopar, y para empezar nos espera la subida al Calar del Mundo.

    Desde El Carrascal caminamos absortos en nuestros pensamientos, por un camino/senda, entre árboles, nogales, carrascas, encinas, pinos. Llegamos a El Regajo, y aprovechamos para quitarnos ropa; a estas alturas el sol ya nos está calentando la sesera. Carlos se da cuenta que no lleva el móvil, desarma la mochila y no está. Junto con Eduardo vuelven a buscar el móvil a Ahijaderos.
    En la espera, el Mariscal y Santiago conversan de política con un lugareño, que parece que añora viejos tiempos.

    Nos despedimos del Lute y su mujer, suegros de una enfermera a quien dio clase el psicologo del grupo. Tan pronto como llegan con el móvil recuperado, seguimos caminando, ganando altura, y pasico a pasico llegamos al cortijo La Tala y más arriba a la Fuente La Tala, que derrama sus lágrimas a borbotones en el arroyo de Tus.

    Y paso a paso, oco a el Arroyo de las Peladillas nos sube al Calar, al punto donde siempre paramos a almorzar. Antes nos cruzamos con José Antonio, que tiene las ovejas en el calar y sube cada día con su caballo y sus dos perros, uno de ellos más listo que el hambre. Después de almorzar caminamos en dirección Oeste, otros años cruzábamos el Calar por Pozo la Bomba.

    Después de andar entre afiladas piedras y evitar el fondo de las abundantes dolinas, llegamos a la Cañada de los Mojones, aunque antes damos cuenta de lo que nos quedó del almuerzo, en una solana. Desde allí, por una bonita senda rodeados de toros bravos, llegamos hasta el Puerto del Arenal. Se nos presentan dos opciones, carretera o camino y senda. Se impone la cordura y después de unos 7 km de camino de senda, iluminados por una luna llena espléndida, llegamos a nuestro destino en Riópar.

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    VI Más de 20 kilómetros hasta Paterna del Madera

    ✒️Santiago Córcoles

    Dejamos atrás nuestro refugio en el hostal Los Bronces, nombre que recuerda glorias pasadas de esta zona, cuando albergaba las fabricas reales de latón. Surcamos el pueblo de Riópar y su carrusel de ofertas de multiaventura y casas rurales y tomamos el camino hacia la aldea de El Gollizo. Nos cruzamos con el primer lugareño, un hombre de edad, con su cigarro grueso en la boca, con la mirada perdida en lontananza, cautivado seguramente por la elegancia del aire.


    – Cómo van las cosas, maestro, le preguntamos al pasar.
    – Frescas, contesta, resumiendo con una palabra su universo. Su perro canijo le mira y le da la razón.
    Trasponiendo el encuentro a otras latitudes, me da por recordar al escritor Juan Pla cuando inquirió a aquél viejo pescador ensimismado con el mar.
    – Qué ves.
    – Nada.

    Se escuchan los regueros de agua a los pies de las carrascas, mientras los gatos nos observan desde lo alto de los chamizos. Reseñar que los gatos son más curiosos en el campo que en la ciudad, pues disponen de menos alicientes y explotan lo que circula delante de sus bigotes. En resumen, estos gatos son más curiosos que los periodistas del corazón.

    El Malojar

    Llevamos el resuello pausado, pero cuando entramos a la senda vertical a El Malojar, dirección al popular Pino Toril, la exigencia física es sería. Pisamos por el sendero con calma y nos da tiempo a comentar la singularidad de éste árbol, conocido también por Pino Gordo o, más concretamente, Pino Limonero por la Federación Valenciana debido al proyecto piloto de injertarle unas ramas de cítricos para transformar este paraje de la sierra en un huerto y que oliera como las noches de Sevilla.

    -Vayamos jubilosas, se oye en grito en la soledad del camino. A la cabeza del estirado grupo, el de mayor experiencia en el seminario, se lanza a cantar un Magníficat, una alabanza al misterio de la religión y la vida y parece que el olor a incienso nos acompaña.

    Los Endrinales

    Rebasada la cumbre, nos mejora el carácter y cogemos hacia el arroyo Los Endrinales, con su agua cantarina y refugio de pesca, lo que anima a los peces a sonreírnos con cierta guasa.
    Atravesamos zona agreste, de peñascales y cortados, con abundancia de pinos, jaras y helechos. Y algo que sorprende al grupo, un abundante robledal.

    La diversa musicalidad del aire al cimbrear los chopos de la ribera del arroyo, traspasar las agujas de los pinos y la senectud de los robles es lo que abocó a Toñín Espicio, el hijo del veterinario de la sierra del agua, a escribir un tratado, con sus correspondientes partituras, sobre las diversas tonalidades y ritmos del viento, que envió para ser interpretado en el concierto que cada año conmemora la creación de la UE.

    El Batán del Puerto

    Con el deseo latente en el grupo de andariegos de degustar unos platos de la zona, nos encaminamos alegres hacia El Batán del Puerto, a la fonda de Mary. Habichuelas, ajo mataero y gazpachos manchegos son algunas de las delicias del lugar y damos buena cuenta de todo ello, que el caminar ensancha el hambre.

    Compartimos comedor con los albañiles que están haciendo unas mejoras en el complejo y con el estómago contento encaramos hacia el final de la soleada etapa.

    Paterna del río Madera nos recibe con el frío viento arrastrando por las calles las abundantes hojas otoñales y, tras un refrigerio, nos encerramos a descansar en nuestra pensión como el que escapa de las brujas de los idus de Transilvania.

    📍 Aquí tiene la ruta


    VII Despedida por todo lo alto y… Alcaraz

    ✒️ Julio Lorenzo

    Etapa reina hoy para despedirnos de la sierra por todo lo alto. Salimos de Paterna con buen tiempo, no corre el aire helado que anoche, cuando salimos a cenar, nos obligaba a encorvar la figura. Hemos tenido suerte con la climatología durante toda la travesía, no hemos padecido severidad, exceptuando algunos relentes matutinos y el mordiente helor de las umbrías a primera hora.

    Bajamos por el Puente de Alcaraz y embocamos El Estrecho, optamos de salida por tomar el PR-21, aunque lo iremos variando, no siempre con acierto, a lo largo del día. Subimos por Los Tajones, conocido también como Piazo las Setas, que no hace honor a su nombre. Ha habido pocas, muy pocas, en nuestro recorrido a lo largo de la semana, por la falta de lluvias o porque se han escondido muy bien.

    El día pinta plomizo, con un sol legañoso que se resiste a aparecer y despierta más tarde de lo habitual. No hace nada de frío. Aguarda una neblina en los altos que parece venir a nuestro encuentro a medida que ascendemos, aunque finalmente no llega a envolvernos. Lástima, sí pudimos disfrutarla el año pasado a menudo.

    Paletas de verdes en toda su gama

    Aparecen por primera vez arces menudos entre las encinas y algunos robles, nada que ver con el magnífico robledal que precedía ayer la llegada al batán del Puerto, pinos en abundancia. En las cunetas y junto a los arroyos, al rojizo de las bayas del majuelo destacando sobre las ramas desnudas, viene a sumarse el poderoso toque violáceo de las de las endrinos, gordas y sustanciosas como aceitunas (¡pena de desperdicio para elaborar pacharán!). Paleta de verdes, en toda su gama, y ocres, sinfonía cromática silenciosa del otoño. Extraña no oír trinos, alguna graja chillona delatando nuestra intromisión si acaso, y poco más.

    El Muleto

    Poderoso tetón rocoso de El Muleto que nos observa pasar junto a él. Avanzamos rápido por una sucesión de carriles de tierra acondicionados para el paso vehículos. Poca pendiente hoy, transcurrir cómodo, lo que favorece la recapitulación de lo que esta edición ha sido y el recuerdo de parajes significativos. ¿Cómo no evocar los altos del Calar del Mundo, esa plataforma rocosa que constituye en sí misma un mundo aparte y que, una vez recorrida, es imposible olvidar?

    Lejos de elevarnos al éxtasis propio de los conquistadores de cumbres, nos anega de plenitud oceánica esa marejada sinuosa de su oleaje calcáreo blanco, níveo. Sus formas netas, su escultura viva apenas perturbada por la vegetación que, se refugia discreta al fondo de las dolinas.

    En fin, regresemos al presente. Nos tropezamos con un pastor a caballo que intenta encontrar unas vacas descarriadas, han de trashumar enseguida con el rebaño para Sierra Morena.  Llegados a la aldea de La Mesta respiramos aliviados, ya sólo quedan 11 km. Al buen tran-tran y con una charleta jugosa tenemos Alcaraz a tiro de piedra. Cerca de El Santo, por frente con el convento de Mercedarios, una veintena de buitres nos sobrevuelan demasiado cerca, apenas a unos metros sobre nuestras cabezas. No sabemos si para animarnos a terminar o a la espera de una posible cena. Y con esa prevención llegamos a nuestra meta. Han sido casi 140 km de agradable y estimulante vagabundear que, como cada año, comenzamos a esperar en su siguiente edición.

    📍 Puede consultar la ruta


    ¿Cómo se gesta una marcha Nerpio-Alcaraz?

    ✒️ Rigoberto López Honrubia

    • En la disección de las mochilas se encuentran, aparte de pertrechos de andar, bolsas de aseo, cosas de comer (frutos secos, dátiles, barritas energéticas), un botiquín (vendas, analgésicos y antitérmicos), brújula y hasta unos metros de cordel; solo en un caso polainas y ningún libro. Y por supuesto los móviles, de los que dicen hacer uso, habitualmente, un par de horas diarias. Atrás quedan las esterillas y sacos; ahora, después de la sopita, pernoctaran en cama calentita. ¡Privilegios de la edad!

    Desde los años ochenta del siglo pasado

    • La programación de la marcha es la misma que desde la década de los 80 del siglo pasado y más llevando al Mariscal Chacón de guía (el subcomandante Marcos se quedó en tierra). Se baraja explorar nuevas opciones que diversifique la oferta y alivie el esfuerzo actual (mochila). Muy recomendable la brisa marina, sobre todo para los roncadores.
    • Eduardo y Manuel se han encargado de la intendencia (alojamiento, alimentación), de la gestión económica y grabación de las rutas. Además, Eduardo ha identificado plantas, su nombre científico y usos. Julio, Santiago y Chacón avivan el relato contando historias y con la historia de España. Carlos fotografía momentos y espacios singulares. Y Terto hace de punta de lanza hasta que el camino se diversifica; también plantea preguntas al grupo.

    Demasiada pastilla, pero ninguna para dormir

    • Del resumen de las estas se desprende que no hay cambios significativos en la salud general respecto a la pasada edición. Lo más llamativo, visitas al baño por la noche, que ninguno toma pastillas para dormir y que varios son excelentes roncadores. Progresan adecuadamente con sus sintomatologías (10 fármacos distintos, tres de ellos prostáticos; dos no toman ninguna medicación). A nivel cognitivo relatan despistes, falta de atención y algún episodio de desorientación. También refieren ocasional dificultad para recordar palabras y nombres.
    • Más lábiles emocionalmente, lloran, se enfadan y, especialmente, ríen más que antes. Se muestran activos (tareas de casa, lectura, escritura, andar, bicicleta, huertos, viajar, tareas manuales y biodanzar), aunque a veces impedidas por los cuidados de nietos (4 son abuelos). Reconocen ir limitando y seleccionando las interacciones sociales. Y en sus conductas sexuales no disminuye el deseo, aunque se muestran más interesados por la erótica y sensualidad que por la genitalidad. En algún caso se recurre a la viagra.

    Chaconeando

    • Así, chaconeando (paso a paso, despacito, sin parar), las plazas de Pedro Andrés, Góntar, La Donal, Tus, Riópar y Paterna han sido conquistadas por estos “cuáqueros arrepentidos” que, finalmente, lo festejaron cantando al Pernales en la de Alcaraz, emulando a Lanciano, cuando ponía los pelos de punta a la cordada.
    • Cada uno de ellos ha ido contando su etapa para Diario Sanitario. Parajes, emociones, relaciones, degustaciones, anécdotas han sido desgranadas en sus creaciones poéticas. Al preguntarles por lo que les ha supuesto hacer su relato, utilizan una gran variedad de palabras, entre otras, miedo escénico, poesía, motivación, testimonio, fantasía u homenaje.
    • Pero el esplendor de la celebración, completamente liberado del para algo, como diría Heidegger, habrá sido la fórmula fundamental para su repetición año tras año, aunque algunos terminen diciendo que ha sido la última. ¡Quizá el mar nos quite las tonterías!

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