• Inicio de temporada en el Almorchón

    El Autor

    Rigoberto López y Manuel Martínez

    Profesor de Psicología y dentista

    Frustrada la idea de las setas, que se nos había metido en la cabeza, retomamos la temporada senderista con una meta tranquila, el cerro del Almorchón, entre Casasola y Santa Ana. Hubiésemos querido llegar hasta la Ballestera, pero la falta de luz nos dejó a un kilómetro de la meta. En cualquier caso, los andarines de Diario Sanitario seguimos fieles a nuestro lema: “Frente al sedentarismo, senderismo”.

    • Distancia: 11,5 km.
    • Desnivel positivo: 330 m.
    • Desnivel negativo: 326 m.
    • Altitud máxima: 1.187 m.

    Las últimas lluvias tal vez han animado a las amanitas cesáreas a enseñar sus huevos. Con esta intención, tras sobrevivir a la Feria de Albacete, iniciamos la nueva temporada senderista. La convocatoria whatsAppera da de sí, un impedido momentáneo, una dispuesta a arrastrarse si hace falta, otra que dispongamos y si eso se apunta, y un mensajero críptico que no muestra su intención. 

    El hombre guía y el bardo tiran del carro sin saber los ocupantes finales. Pero, a la hora de la verdad, acudimos todos excepto el impedido, que espera con inquietud nuestras noticias y fotos desde su cama hospitalaria. ¡Venga, que no es para tanto!

    En el pronóstico del tiempo parece que la lluvia no será mucha. No obstante, nos pertrechamos como sí, aunque a alguna parece no importarle. Durante el viaje de ida, las historias de la feria y eventos veraniegos van saliendo a colación. La falta de preparación, algunos kilillos extras y cierto desconcierto con los pertrechos planean en el ambiente. Recordemos que para que el gato no arañe en monte cerrado hay que ponerse de largo y calzar botas.

    Frustrada la idea de las setas, que se nos había metido en la cabeza, retomamos la temporada senderista con el cerro del Almorchón

    Lo que después comprobamos es que no han faltado productos para el tentempié y variedades de té; ¡ni las ganas de patear, oler tierra húmeda y las fragancias del campo!

    Hoy especialmente activas están la jara pringosa, tomillo, mejorana y limoneno del pino. Aunque la expectativa es escasa, la mochila setera no pende de la espalda del hombre guía, nos pateamos con ojos avizores nuestros lugares secretos.

    El terreno silíceo está mojado, “en los últimos días han caído 7 litros y antes también entró un nublo por aquí, pero aún faltan un par de semanas y que la tierra vuelva a mojarse para que salgan”, nos dice un lugareño. Otro experto del lugar me había dicho que se necesitaban 40 litros acumulados para la floración de las amanitas.

    Las navajas feriadas permanecen cerradas en los bolsillos, hasta que las sacamos para pelar las manzanas, ¡una para cada uno!, con las que nuestra editora nos sorprende. Entre tanto, algún gritito nos saca de quicio al confundir cantos rodados con huevos de rey.

    Frustrada la idea de las setas, que se nos había metido en la cabeza, retomamos la temporada senderista con el cerro del Almorchón

    Tras las pesquisas negativas, algún suillus y un boletus ya viejo, asumimos la adversidad y  cambiamos de itinerario, ahora en dirección al Almorchón (1171 m) para el refrigerio. A continuación, nos disponemos a subir a La Ballestera, aunque nos quedamos a 700 m del objetivo. Una senderista se desengancha y por la carretera acorta hasta el coche; luego la sorprendemos de casquera con el lugareño informante.

    El resto de la cordada, campo a través, buscamos el Collado de Bogarra orientados por los gemidos de las molinetas, que seguiremos hasta el barranco por donde pasa la senda de la Molata a nuestro destino. Por cierto, ha sido cortada y borrada sin ninguna información, por el camino del parque eólico de la Fuensanta, y más adelante por un bancal plantado de almendros que parecen nutrir a las cabras y jabalíes de la zona y que ni su vallado electrificado impide.  

    ¿De quién es esta competencia? Y nos hacemos con ella, porque está oscureciendo y llevamos varias horas andando. Y aunque hemos resistido a la feria, notamos su influencia. Ha sido una tarde estupenda, alrededor de 11 km y 360 m de desnivel en casi 4 horas. Solo nos falta recalar en La Machina, Alcadozo, para que Sabino nos ofrezca sus exquisiteces. ¡Y brindamos por la nueva temporada senderista en todos los idiomas que sabemos!

    📍Aquí puede consultar la ruta en Wikiloc

    ➡️ Tiene otras rutas en la sección ‘Senderismo’

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