Diario Sanitario Periódico digital de información sanitaria.
Los andarines de Diario Sanitario no logramos dar por terminada la temporada y, como imantados por la Almenara, si la semana pasada subimos al Coronilla, ésta optamos por el Muleto. Con el conocimiento justo para tenernos de pie, como advertiría nuestro hombre brújula, ajenos a los truenos, nos lanzamos desde Albacete hasta nada menos que el Cortijo de Tortas.
Menos de 8 kilómetros para disfrutar de unas vistas irrepetibles
La Agencia Estatal de Meteorología nos pronostica una tarde de tormentas y granizo en la zona que pretendemos patear. De hecho, uno de los andarines, al que le pitarían los oídos, se cae de la lista por precaución.
Finalmente, Dolores, Juan, Manu y Terto nos desplazamos hasta el Cortijo de Tortas, inicio de ruta, recorriendo carreteras solitarias mientras diluvia.
La primera hora la invertimos en ver cómo cae el agua sin bajar del coche. La lluvia, los truenos y los relámpagos nos generan cierta incertidumbre sobre si realmente habrá ruta o regresaremos sin pisar tierra. Modo tontuna activado, aprovechamos para tomar el té de las 5 y encontramos numerosos motivos para reírnos a 1.336 m de altura.
Los viejos senderistas recordamos a María, cuando nos obsequiaba con sus orujos, y a Rosa y sus hermanas, que vendían sus habichuelas, criadas en estas huertas, en los mercados de Paterna y Bogarra. Finalmente escampa.
Pertrechados con ropas de agua, por la carretera comarcal CM-3216 en la dirección al puerto del Barrancazo, a 750 metros, tomamos la pista a la derecha que recorre la vertiente oeste de la Cuerda, siempre vigilados por la Gran Almenara. A 1.7 kilómetros, la dejamos para ascender a la derecha, campo a través, buscando el cordel que nos lleva al punto geodésico, Muleto (1.560 m).
La luz que ha quedado, las nubes algodonosas y los rayos de sol que buscan salida entre ellas, le dan un halo misterioso a la tarde. Por si fuera poco, en la orilla del camino nos esperan unas cuantas setas de cardo que, amablemente, nos llevamos y que en El Cazador de Paterna revolverá con huevos para festejar la ocasión. Excelentes.
El campo está gozoso, mejorana, orquídeas violáceas, manzanillón, lino y las variedades de olorosas que nos impregnan nos dan alas hasta la cumbre, aunque la TIC no va muy fina y, tal vez por eso, no para de hacer fotos y vídeos. Su parterre se da cuenta y la mima de vez en cuando. La visión desde el Muleto es grandiosa, la sierra de Albacete es espectacular.
Tras el deleite, bajamos al este hacia el Arroyo de la Fuente del Roble y subimos a la zona del Pino Cano. Al abrir el refugio del Corral de Teresa, Juan da un respingo. Resulta ser un cadáver de cabritilla que tal vez se cobijó aquí y no pudo salir. La sacamos al exterior y dejamos abierto para que se airee. Estos espacios son muy útiles, nunca se sabe en qué condiciones recurriremos a ellos.
Nuevamente descendemos, ahora por un arroyo, sin nombre, por el que discurre un pequeño caudal de las aguas recientemente caídas. Y por ahí hasta el camino que viene de Paterna salimos a la carretera, unos cientos de metros antes de Tortas, donde un viejo guindo nos reconforta. Ya en la aldea, una procesión de escargot, que algunos se llevan para probar, y con una gatería de colas a lo montes, nos felicitamos de la tarde pasada. Han sido 7.4 km y 298 m desnivel en casi 3 horas.
Un arco iris nos despide por la Sierra del Agua. Al poco, los relámpagos y truenos hacen presencia. Pero aguantamos en El Cazador de Paterna, con una buena discusión de política protagonizada por los dos amigos de siempre. Eso sí, del contenido ni pío.
