• Quitapellejos como punto de partida

    Quitapellejos. San Alejandro. Palos. Pocos puentes habrá en toda España que tengan hasta tres nombres. Quédese con el que usted prefiera. Nosotros nos decantamos por Quitapellejos. Es el punto de partida de la ruta que afrontamos dos de los andarines de Diario Sanitario. Cuatro ojos de pilas de sillería, un piso algo inestable de tablones de madera y sus correspondientes barandillas de hierro. Todo eso para cruzar el Júcar, un río desconcertante que vamos peinando a nuestra manera en esta sección. Estamos a un paso de Fuensanta, apenas a cuarenta minutos de Albacete, y Quitapellejos, desapercibido donde los haya, nos recibe un poco ateridos una fría mañana de invierno. Por delante nos aguardan tres horas de caminata fácil, circular, poco más que un paseo sin apenas desnivel a largo de casi catorce kilómetros.

    Frente al sedentarismo, senderismo

    Sin más pretensión que echar a andar ni más objetivo que cumplir el mandamiento de esta sección (frente al sedentarismo, senderismo) la ruta de hoy, a priori sin nada destacable, acaba teniendo de todo. Y no es la primera vez que nos pasa. Esa águila lejana que parece vigilarnos en los cielos. Ese nervioso pato salvaje que echa el vuelo a poco que hacemos ruido. Ese remanso de paz y tranquilidad que nos acompaña las pocas veces que nos podemos asomar al río. Ese bendito sol de diciembre, una agradable caricia para nuestros rostros. Y ese paisaje, otoñal, cambiante por momentos, que lo mismo nos depara encinas por doquier que nos rodea con inmensos pinos o el sempiterno matorral bajo.

    Entre Galapagar y Villalgordo del Júcar

    Quitapellejos, primero, y después un fascinante paseo de olmos, cinematográfico donde los haya, nos abren la puerta de esta ruta que nos devuelve, de esa manera, a Galapagar y nos tira, como quien no quiere la cosa, hacia Villalgordo del Júcar. Y entre medias nos topamos con la chimenea, esbelta y orgullosa, de la antigua papelera que se instaló en estos parajes conocidos como La Manchega, ya luego convertida en una central hidroeléctrica. La dejamos a nuestra izquierda y seguimos camino para zigzaguear por momentos, subir a ratos, llanear en la mayoría y volver, exultantes, al puente de los tres nombres. Dicho y hecho. Una mañana más hemos pasado consulta con algunos de los seis mejores médicos del mundo, en palabras de Charles Chaplin. La luz del sol. El ejercicio. Y los amigos.

    ▶️ Puede consultar la ruta de Fuensanta en Wikiloc

    ▶️ Consulte otras rutas en la sección ‘Senderismo’

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